Papeles del Psicólogo, 2001. Vol. (79).

Francisco Tortosa Gil y Cristina Civera Mollá

Facultad de Psicología. Departamento de Psicología Básica. Universitat Valencia

Las revistas científicas definen el "research front" de cualquier disciplina académica. Existe una interacción característica entre nivel de desarrollo institucional e implantación social y número y diversidad de revistas. Esto es especialmente claro en el caso de la psicología española. Se ofrece una historia, básicamente interna, del proceso antes mencionado, que, partiendo de la psicotecnia, de las aplicaciones, acabó definiendo una disciplina (formación universitaria, fuerte desarrollo psicotecnológico, implantación y especialización profesional, anclaje institucional) científica de gran impacto y fuertemente reconocida.

Scientific journals define the research front of any academic discipline. A characteristic interaccion exists between the level of institutional development and social acceptance, and the number and diversity of journals. This is especially apparent in the case of Spanish Psychology. This paper offers a fundamentally internal history of this process that began with psychotecnics, psychological applications, and resulted in a scientific discipline (university training, important psychotecnological development, professional status and specialization, institutional structure) that has made important contributions and is highly recognized.

Cuando se ofrecen revisiones del estado actual de cualquier ciencia o ámbito de la misma, el protagonismo de los artículos de revista¹ es absoluto, los revisores recurren a éstas para definir el "research front", las áreas más importantes y novedosas de investigación y aplicación, y los conceptos, paradigmas (modelos, programas, teorías, tradiciones, escuelas ...), métodos y tecnologías dominantes y definitorias de eso que muchos llamar el "state of art". Incluso es habitual encontrar, en la literatura historiográfica, referencias al singular papel de las revistas en el proceso institucionalizador; su existencia o inexistencia ayuda a explicar grados de institucionalización, y su diversificación es fiel reflejo (o ¿causa?) de la creciente superespecialización que acompaña al desarrollo disciplinar.

Cada vez más científicos hablan, y hasta escriben, sobre el papel ¿crucial? de la comunicación en la actividad científica, sobre la necesidad imperiosa de publicar, sobre el protagonismo de los artículos en revistas de impacto y/o excelencia para el reconocimiento de la actividad investigadora y, por ende, de la trayectoria académica y/o profesional. Editoriales, Sociedades y Colegios profesionales², a veces con pérdidas económicas, promueven y mantienen holdings de revistas que intentan ubicar en Bases de Datos (nacionales e internacionales) de prestigio, y en los únicos Indices de Citas existentes, los editados por el ISI (Philadelphia, EE.UU.), reales indicadores de eminencia en este momento para la obtención de reconocimientos y promociones, pese a las serias críticas realizadas (p.e. Tortosa y cols., 1989) sobre su validez en ciertos mercados lingüísticos.

Todo ello es cierto y, quizás por ello, resulta tan chocante el escaso peso que, en la práctica historiográfica profesionalizada en Psicología (no tanto en medicina por ejemplo), tiene el análisis de estos canales formales de comunicación científica que son las revistas. Esto ha sido más cierto en el caso de la tradición anglosajona, en EE.UU especialmente, y menos en Europa, especialmente en España (p.e. Brozek, 1991, 1998), con independencia de los modelos historiográficos de partida de los historiadores. Con todo, ahora es más fácil que antes encontrar estudios sobre revistas, obviamente con independencia de los fetschrifts y homenajes ceremoniales (los típicos 50 o 100 años de vida), si bien no con excesos. Es más, pese a algunos intentos no ya tan recientes (p.e. Osier y Wozniak, 1984), los psicólogos carecen de repertorios (globales o específicos) históricos fiables y exhaustivos, que recojan, al menos, los poco más de 100 años de historia disciplinar, cuanto mucho podemos acudir a directorios (p.e. Ulrich's, 2000) para obtener información sobre revistas en vigor.

Esta carencia no se da en el caso de España, ya que la atención que presta la historiografía de la psicología española al singular papel de las revistas científicas no tiene parangón en la literatura especializada (Tortosa y cols., 1991, 1994a; Brozek, 1998): desde homenajes (más o menos ceremoniales) a revistas decanas (p.e. Revista de Psicología General y Aplicada, 49, 3-4; Anuario de Psicología, 1994, 63, 4) hasta los análisis recientes a revistas del Colegio Oficial de Psicólogos (p.e. Papeles del Colegio, Clínica y Salud, o Psicothema), o de sociedades (p.e. Ansiedad y Estrés, Análisis y Modificación de Conducta, Psicología Conductual) pasando por las páginas que el propio Colegio Oficial de Psicólogos dedicó a las "Revistas de Psicología en España" (Papeles del Colegio, nº 21 y nº 22-23) o el gran número de estudios sobre publicaciones periódicas aparecido en Revista de Historia de la Psicología.

El estudio de revistas viene utilizando básicamente técnicas bibliométricas ³ (Carpintero y Tortosa, 1990), con ellas se analiza los indicadores cuantificables propios de cualquier fuente impresa (Martin, 1996; Van Raan, 1997). Al respecto queremos llamar la atención sobre un hecho que a veces se olvida, los resultados obtenidos con una investigación que utiliza una metodología bibliométrica son índices y no pruebas (p.e. Tortosa y cols., 1989, 1999; Dutheuil, 1992), son métodos de evaluación pero no de medida. Ofrecen información relativa, contingente, por lo que no pueden (ni deben) reificarse y extrapolarse acríticamente. Permiten tan sólo interpretaciones, lo que no es poco, circunscritas a la fuente a partir de la lectura del material primario, y ofrecer hipotesis matizadas respecto al campo en que se insertan.

Nuestra hipótesis, apoyada en la revisión de trabajos generales previos (p.e. Peiró y Carpintero, 1981, 1983; Tortosa, 1985, 1989; Osca, 1987; Pérez-Garrido, Tortosa y Carpintero, 1989; Civera y Tejero, 1993; Carpintero y Tortosa, 1996; Alcaín y Ruíz-Gálvez, 1998a y b), es que en España, como en otros países, la historia de las revistas psicológicas refleja, con razonable adecuación, la propia historia del desarrollo intelectual de la disciplina "Psicología", así como el impacto sobre ella de fuerzas políticas, económicas, culturales, sociales, etc.

El tránsito del siglo XIX al XX, y el primer tercio de éste, mal reflejado en los repertorios bibliográficos existentes⁴, no está carente de publicaciones periódicas abiertas a las nuevas ideas que provenían del mundo francés, alemán e inglés. Eso sí, la carencia de revistas especializadas facilitaba que medios diversos⁵ hubieran ido publicando trabajos que incorporaban ideas y tecnologías de medición psicológicas.

De hecho, desde finales del siglo XIX grupos de intelectuales y científicos liberales y europeístas, en muchos casos ajenos al establishment, fueron incorporando ideas y tecnologías psicológicas en una triple vertiente. A través de un amplio movimiento de renovación y preocupación pedagógica; a través de la renovación y mejora de las condiciones humanas en el trabajo con un fuerte énfasis en la recuperación funcional de accidentados; y, en fin, a través de los desarrollos de la psiquiatría y la neurología. Las primeras revistas de nuestro siglo respondieron consecuentemente a esa triple orientación.

No obstante, y pese a alguna excepción significativa como la del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza⁶, hubo que esperar a la década de los años 20 para que surgieran revistas con objetivos editoriales específicamente abiertos a Psicología, bien porque respondían a intereses de investigación o aplicados en campos interdisciplinares, bien porque por su carácter cultural y de reflexión eran proclives a ella.

Así, en 1920 aparece la primera revista parcialmente dedicada a Psicología, Archivos de Neurobiología, Psicología, Fisiología, Histología, Neurología y Psiquiatría⁷, fundada por Ortega, Rodriguez-Lafora y Sacristán. En su comité editorial, y en sus páginas, algunos de los principales responsables de la incorporación de la psicotecnia y las ideas psicológicas modernas en España: Sacristán, Rodriguez-Lafora, Mira y Germain, junto al psicoanalista Garma. Un grupo de psiquiatras interesado en las aplicaciones de la psicología a los ámbitos industriales, terapéuticos y escolares y que, a lo largo de los años, serían, con diferente nivel de protagonismo según sus circunstancias personales, los responsables de su desarrollo. En sus páginas aparecieron también las firmas de psicólogos extranjeros de la talla de Piéron, Michotte, Myers, Bühler o Piaget.

En 1922, L. Luzuriaga, un hombre fuertemente influido por el espíritu institucionista, iniciaba la Revista de Pedagogía⁸ En ella colaboraron activamente Mira, Rodriguez-Lafora, Sacristán y Germain, entre otros; junto a investigadores como Claparède, Piaget, Montessori o Adler. Los problemas educativos, los tests y el diagnóstico escolar fueron los temas psicológicos más atendidos en esta revista.

Un año después (1923), el filósofo Ortega, sin duda la personalidad individual más influyente en la cultura española de la primera mitad de este siglo, fundaba la Revista de Occidente, contando con el apoyo de científicos (p.e. Marañón, Rodriguez-Lafora, Sacristán), escritores y artistas. Se trataba de una revista cultural e intelectual de carácter general, que, no obstante, prestó gran atención a las escuelas psicológicas centroeuropeas, abriendo sus páginas a los Jung, Spranger o Kretschmer.

Por aquellos mismos años, cobraron realidad plena los Institutos de Orientación Profesional (Psicotecnia) de Madrid y Barcelona, impulsados por José Germain y Emilio Mira, que editarían una serie de Memorias recogiendo la importante labor psicotécnica realizada en esos centros. Su labor impulsó el desarrollo y la proyección de la psicotecnia española fuera de nuestras fronteras en Congresos Internacionales de Psicología y Psicotecnia.

A fines de la década de los años 20, Mallart creaba la Revista de Organización Científica del Trabajo (1928), órgano del Comité Nacional de Organización Científica, sito en el Instituto de Madrid. Unos años después, Mira fundaba dos nuevas revistas, centradas en temas industriales, educativos y clínicos, la Revista de Psicologia i Pedagogia (1933), y la Revista Catalana de Neurologia i Psiquiatria (1934), en las que colaboraron miembros del Institut Psicotecnic, ahora de la Generalitat, del seminario de Pedagogía de la Universidad de Barcelona y de la Facultad de Medicina de dicha Universidad⁹.

Hubo un desarrollo cierto, pero tangencial. Se crearon las condiciones para importar y aplicar ciertos aspectos de la psicología, la psicotecnia, pero las vías de incorporación de ideas psicológicas¹⁰ no llevaron a crear una autentica plataforma académica universitaria, único marco posible para el adecuado desarrollo de una nueva disciplina experimental, sino a caminos secundarios. La psicología que interesaba a los educadores les orientó hacia el mundo del niño y la enseñanza. La tradición médica deriva hacia la neuroanatomía, la neurohistología y la neuropatología, si bien con preocupación por la educación y los problemas sociales. Tampoco los propiamente filósofos buscaron institucionalizar una disciplina de corte experimental y naturalista. Más que la disciplina en sí, eran sus aspectos tecnológicos, sus aplicaciones, las que más interés despertaron¹¹.

En definitiva, todavía no se había dado el salto desde la psicotecnia hacia la psicología, no existía ni un rol social bien definido para el psicólogo, ni una ubicación precisa para una concepción disciplinar moderna en el panorama académico español, aunque la situación estaba cambiando, y buena prueba de ello lo constituye el programa de la reunión preparatoria en Santander del XI Congreso Internacional de Psicología, donde se discutió un curriculum académico para la Psicología.

Paulatinamente se había ido formando un pequeño grupo de investigadores, encuadrados en lo que se ha denominado Escuelas de Barcelona y Madrid, que aparece en las diferentes revistas trabajando sobre temas psicológicos (p.e. Rodriguez-Lafora, Sacristán, Mira, Mallart, Soler-Dopff, Germain). Este grupo comenzó a despertar ecos psicológicos cada vez más amplios en medios culturales, sociales, institucionales y científicos. No obstante, la mayoría de ellos se verían obligados a dejar España, durante o después de la guerra civil, o vería su poder institucional muy mermado en los primeros años de la dictadura, un fenómeno que obraría en contra de la instalación de la psicología en los entornos académicos, reduciéndola a unos Institutos muy mermados en su personal y capacidad de actuación (Carpintero, 1994; Tortosa y cols., 1998).

Revistas y creación de la disciplina

El estallido de la Guerra Civil (1936-1939) puso fin a un prometedor desarrollo de la psicología entendida como una ciencia natural y experimental. Una activa movilización de muchos investigadores e intelectuales en apoyo del gobierno republicano, llevó a que muchos de los más significativos nombres del horizonte cultural y científico español, se vieran obligados a abandonar España y exilarse definitivamente, o quedaron relegados e incluso marginados de la ciencia oficial¹² cambiando dramáticamente el escenario científico y cultural.

La Guerra Civil truncó vidas e ilusiones. Los Institutos fueron desalojados, destruyéndose libros y documentos; y dejaron de publicarse todas las revistas. El nuevo régimen de inspiración totalitaria implantó una política cultural, educativa y científica dirigida a defender los valores necesarios para asegurar la hegemonía ideológica del bloque en el poder, orientando los temas psicológicos dentro de una concepción escolástica y tomista.

En ese contexto general, científicamente empobrecido, reanudaron precariamente sus actividades los Institutos. En el poco después Instituto Nacional de Psicotecnia de Madrid, contando con una subvención del Ministerio de Educación Nacional y la ayuda del Patronato de Formación Profesional, el ingeniero R. Ibarrola comenzó a editar la revista Psicotecnia (1939-1945). Su aparición supuso un cierto mantenimiento de la tradición psicotécnica de preguerra, coexistiendo nombres vinculadas a la previa Revista de Organización Científica y al Instituto, junto a otros nuevos incorporados tras la guerra¹³.

Los aspectos terapéuticos los recogería en alguna de sus páginas, el Acta Española Neurológica y Psiquiátrica, fundada en 1940 por J. J. Lopez-Ibor, que luego pasó a denominarse Actas Luso-Española de Neurología y Psiquiatría¹⁴. La psicopedagogía quedaría representada por la Revista Española de Pedagogía, fundada en 1943 por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y Bordón, publicada en un principio en 1949 como órgano de expresión de la Sociedad Española de Pedagogía.

Con todo, lentamente, se iría abriendo camino la investigación científica en Psicología durante los años de la postguerra. En este proceso desempeñaría un papel clave José Germain. Pese a las dificultades derivadas de su historia personal e institucional¹⁵, sus contactos con los profesionales del Instituto y con la revista Psicotecnia, le permitieron, promover la transformación de ésta en una nueva Revista de Psicología General y Aplicada¹⁶, de carácter más general y abierto. Las páginas de presentación, muy bien pensadas, cumplen la función de un auténtico manifiesto¹⁷ por una nueva psicología científica, académica y profesional.

Resultaba palmaria la vocación institucionalizadora con la que nacía: se subraya la existencia de áreas claras de especialización a las que la Revista pretendía dar apoyo y cauce, se demanda estudios universitarios y laboratorios, anticipándose la pretensión de propiciar una futura sociedad científica nacional de psicólogos, que aúnase los esfuerzos de cuantos tuvieran interés por desarrollar la Psicología. Actuó como referente e impulsor del proceso institucionalizador (Carpintero y Tortosa, 1996).

En aquellos años, además, se introducirían asignaturas de psicología en los estudios de medicina, filosofía, magisterio y educación, o en la Escuela de Altos Estudios Empresariales. Así, también en 1948, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se creaba un Instituto Nacional de Racionalización del Trabajo y se inauguraba, bajo la dirección de Germain, un pequeño departamento de Psicología Experimental, auténtico vivero de futuros impulsores de la docencia universitaria¹⁸.

Los años 50 fueron claves. En ellos se fueron estableciendo las bases para la consolidación, primero, y el despegue, después, de la investigación, la docencia y la actividad profesional en este campo científico. Aparecían revistas que, aunque con parquedad, brindaron un cierto espacio a temas de psicopatología y terapia, o de psicología escolar y educación¹⁹. En 1951 se establecía la Asociación Latinoamericana para la Eficacia y Satisfacción en el Trabajo, en 1952 la Sociedad Española de Psicología²⁰ y, en 1953, la Escuela de Psicología Aplicada y Psicotecnia de Madrid²¹, que ofrecía formación especializada a graduados en diversos sectores de la psicología aplicada. Comenzaba también una tímida apertura al resto del mundo, se establecían las primeras conexiones estables con numerosas instituciones públicas y empresas privadas, lo que facilitó el surgimiento de empresas de servicios psicológicos, y se ocuparon los primeros puestos docentes universitarios por parte de docentes/investigadores (Yela, Pinillos, Siguán, Secadas) con formación a la altura de los tiempos²².

Durante esos años fueron los problemas psicotécnicos y temas vinculados a éstos, los que condicionaron el espectro temático de las revistas. El análisis de la producción española desde los años 50 a los 70 (Civera y Martínez, 2000) muestra el enorme peso de las aplicaciones, y los tests como psicotecnología básica (81% del total), mientras sólo un exiguo 19% quedaba para los aspectos conceptuales y metodológicos, y los procesos psicológicos básicos, adquiriendo sólo en los últimos años cierto peso la psicología experimental y social.

La comunidad psicoanalítica²³ vino expresándose, hasta finales de los años 50 en la Revista de Psicología General y Aplicada y, después, básicamente, en la Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina, que Sarró iniciara allá por 1953. A finales de los años 60, desde la Sociedad Española de Psicoterapia Analítica y bajo la dirección del psicoanalista J. Molina Nuñez, vino a unírseles la Revista Española de Psicoterapia Analítica. No obstante sería también en los 80 cuando aparecerían publicaciones bien definidas sobre esta orientación.

Con los años 70 comienza, literalmente, la historia de la psicología como disciplina, una vez instalada en la Universidad con un perfil formativo razonablemente (más o menos)²⁴ definido. Coincidiendo con la agonía del régimen personalista del general Franco, y con la primera promoción de titulados superiores irrumpiendo en el mercado laboral, van apareciendo indicadores que muestran el paso de una little a una big psychology (Tortosa y cols. 1993, 1998), lenta pero imparablemente se iniciaba un proceso que desembocaría en la pletórica realidad actual (Varios, 1994; Prieto, Fernández-Ballesteros y Carpintero, 1994).

En el plano estrictamente psicológico, tuvo un reflejo inmediato en la aparición de nuevas revistas. Así, en 1969, el Departamento de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona iniciaba la publicación del Anuario de Psicología, publicación de carácter general centrada en temas experimentales y psicofisiológicos. En 1975, aparece Análisis y Modificación de Conducta; ese mismo año la Sección de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona comienza Cuadernos de Psicología, publicación de carácter general centrada en temas de psicología social y educativa, que tuvo una corta vida, viéndose continuada a partir de 1979 con el título de Quaderns/Cuadernos de Psicología. En 1976 aparecía Clínica y Análisis Grupal, una revista de Psicoterapia, Psicología Social y Aplicada, que tuvo como antecedentes Los Cuadernos de Psicología Crítica y Cuadernos de Psicología 3.²⁵ En 1978, aparecían dos nuevas revistas: Infancia y Aprendizaje, centrada en la psicología del niño y en los procesos educativos, y unos Informes del Departamento de Psicología General de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense.

Así, los años 70, con la plena instalación en la Universidad, marcan un cambio profundo en los intereses y forma de trabajar de los psicólogos. Se produce una ampliación del espectro temático, además de una progresiva diversificación de campos de investigación y aplicación. Ello vino propiciado por la penetración de nuevos y contradictorios conceptos, métodos y técnicas para el diagnóstico y la intervención, la aparición de variados modelos de interpretación e investigación de la realidad social, y el surgimiento de nuevos paradigmas. Ese proceso, que se extenderá hasta entrados los 80, se caracteriza por profundas reflexiones y discusiones en busca de unos fundamentos generalmente compartibles y una defensa del status científico de la Psicología. Un proceso reflexivo y fundante favorecido por la inexistencia de una estructura rígida de escuela entre quienes constituyeron la primera promoción de profesores universitarios españoles²⁶.

En mayo de 1979 culminaba el proceso de plena independización académica de la Psicología en el mercado de títulos universitarios. Entonces se promulga la disposición gubernamental que facilita la creación de Facultades de Psicología independientes (R.D. 1652/1979), con una ordenación propia y específica dentro del conjunto de estudios universitarios (Tortosa y cols., 1994). El necesario complemento profesional, durante años vedado por el sistema franquista al reducir la Sociedad Española de Psicología a Asociación meramente científica, alcanzaba carta de ciudadanía con la Ley 43/1979 por la que se creaba el Colegio Oficial de Psicólogos²⁷.

Se inicia así verdaderamente la historia moderna de la psicología en España y la plena irrupción de la profesión en la sociedad, lo que ha propiciado una trasformación cuantitativa, y cualitativa, del panorama de la disciplina. Ha habido un proceso de extensión, ahora de Facultades independientes (hasta 16 Facultades y 7 departamentos) y delegaciones territoriales del COP (17 que engloban 52 provincias), a distintos distritos universitarios y ámbitos geográficos. Y coincidiendo con ello una rápida creación, diversificada y especializada, de revistas y sociedades que, hoy, vertebran la Psicología española.

La década de los 80 mantiene la misma tónica de rápida aparición de publicaciones con un alto grado de especialización y, además, añade la nota distintiva de la aparición de revistas profesionales. Así, en el mismo 1980, aparecen diversas revistas, profesionales, académicas y representativas de sociedades científicas.

Dentro del primer grupo destaca Papeles del Psicólogo, ahora en su época III, revista mascarón de proa del COP, que cuenta desde 1998 con un suplemento informativo -Infocop -, y que ha ido cobrando importancia con el aumento de colegiados y del protagonismo social de la Psicología. El Colegio ha propiciado un fuerte incremento del gasto en publicaciones, que ha producido una rápida eclosión de revistas en sus diversas delegaciones territoriales hasta constituir el más importante holding actual de revistas en la Psicología de lengua castellana²⁸. Además recientemente ha comenzado a editar Psychology in Spain que ofrece, en inglés y formato electrónico, una selección de los artículos de mayor interés editados por sus revistas.

Desde el mundo académico aparecen también nuevas publicaciones. En 1980, desde el Departamento de Psicología Experimental de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia se edita Psicológica, y, desde el Departamento de Psicología General la Revista de Historia de la Psicología. A ellas se unió, en 1982, el Boletín de Psicología. La Facultad de Psicología de la Universidad Complutense refunda, también en 1982, sus Informes de Psicología, que mantendrían su carácter general, abierto a investigaciones originales y teoría, en cualquier campo de la Psicología²⁹. La Universidad de La Laguna inicia en 1983, la Revista de Investigación Psicológica. En 1984, promovida conjuntamente por los departamentos de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Madrid y la de Granada comienza la Revista de Psicología Social, y la Sección de Psicología de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia, edita unos Anales de Psicología, que recoge aportaciones de distintas áreas de conocimientos.

También diversas Asociaciones editaron revistas especializadas en su propia temática. La Asociación Española de Terapia del Comportamiento publica la Revista Española de Terapia del Comportamiento; la Sociedad Española de Evaluación Psicológica utiliza como órgano de expresión Evaluación Conductual, actual European Journal of Psychological Assesment. Más alejadas de la investigación académica, la Sociedad Española de Psicoanálisis auspiciaba la Revista Catalana de Psicoanalisi y la Asociación Psicoanalítica de Madrid hacía lo propio con la Revista de Psicoanálisis; el Instituto de Análisis Transaccional edita una Revista de Psiquiatría y Psicología Humanista, y la Asociación Española de Análisis Transaccional la Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista.

Frente al fenómeno característico del período anterior a nuestra Guerra Civil, en la que los autores más productivos sobre temas psicológicos eran habitualmente los mismos; incluso respecto de lo sucedido en los años más oscuros de la dictadura franquista, en el que sólo encontramos un reducido grupo de autores especifico³⁰, desde los años 70, con la big psychology, lo que encontramos es que la especificidad de las revistas corre pareja con sus grupos de autores más productivos (Pérez-Garrido y cols., 1987).

También el espectro temático que reflejan las revistas se amplía extraordinariamente. La introducción de técnicas de exploración y medida, los problemas de aplicación a distintos campos (fundamentalmente social/organizacional, psicopatológico/clínico, y evolutivo/educativo) de clara orientación psicométrica (aunque existe cierta atención hacia algunas pruebas proyectivas) en evaluación, y los temas teóricos y metodológicos, fueron dejando paso, recientemente, al estudio experimental y psicobiológico de los procesos, destacando el aprendizaje primero, y los procesos cognitivos ahora.

En los primeros años hubo un elevado número de trabajos en los principales ámbitos de aplicación. Una psicología educativa centrada en la problemática de la orientación, el rendimiento escolar, el retraso mental y las dificultades del aprendizaje. Una psicología clínica que fue desplazando su interés desde la depresión a los trastornos de ansiedad, desde el psicoanálisis y la farmacoterapia hasta la terapia de conducta y la cognitiva y desde el clásico enfoque del psicodiagnóstico hasta el de la evaluación de conductas y ambientes. Una psicología industrial, con un lento tránsito desde la psicotecnia subjetiva (selección, formación y rendimiento) a la objetiva, para llegar a la psicología del trabajo y de las organizaciones, con énfasis en la problemática de la formación de directivos y mandos intermedios, y el clima laboral, y con el tema siempre presente de la seguridad e higiene en el trabajo.

Asímismo comienza un cierto desplazamiento del interés desde un planteamiento correlacional-diferencial, centrado en el test, hacia otro psicobiológico y experimental centrado en el laboratorio, con una creciente despliegue en el estudio de los procesos de los puntos de vista conductuales (en los años 70) y de los cognitivos (en los 80 y 90), y un fuerte énfasis en la metodología, la matemática y la informática. Destaca también, la creciente atención prestada a la psicología social, especialmente, al estudio de las actitudes y la familia.

Una perspectiva diacrónica de los datos parece mostrar el tránsito, al menos en las revistas académicas, desde una psicología básicamente aplicada a otra de mayor orientación general-experimental, desde el psicotécnico (luego psicólogo profesional) al profesor/investigador, desde un centro de gravedad en el Instituto a otro ubicado en los departamentos y laboratorios. Se refleja en los últimos años una ciencia psicológica que se hace desde la Universidad, y que ha perdido un poco de vista su dimensión aplicada, volviendo la espalda al mundo profesional, algo que recientemente ha comenzado a cambiar. La imagen que ofrecen las revistas que conforman el holding profesional, que edita el COP, es ciertamente diferente. Aunque la lectura no es fácilmente realizable en términos de complementariedad, sino todavía de tensión.

La investigación psicológica ha ido diversificándose en publicaciones cada vez más numerosas y especializadas, pese a que no pocos trabajos se han publicado también en revistas multidisciplinares o de otros ámbitos (pedagógicas, fisiológicas, médicas e, incluso, puramente culturales). Es habitual señalar, atendiendo a la publicación y diversificación, la existencia de tres períodos bien diferenciados en la evolución de la Psicología en España: el primero y último creativos y efervescentes, el intermedio, abarcador de los luctuosos años de fraterna lucha (1936-1939) y los involutivos años de la postguerra y la dictadura, de resistencia activa.

En los años que van desde la I a la II República diversas revistas, algunas existentes y otras nuevas, aunque no específicamente dedicadas a la nueva ciencia se abrieron a temas psicológicos, publicando o reproduciendo trabajos de este ámbito, e incluyendo las voces "Psicología" y "Psicotecnia" en sus títulos. Fueron años dorados de una psicotecnia que llegó a establecer una sólida red de aplicaciones de conocimientos psicológicos a la sociedad, aunque todavía no había una psicología institucionalizada.

El segundo período contempla un destacado protagonismo de la Revista de Psicología General y Aplicada³¹ que, editada por los responsables del proceso institucionalizador, aunó la tradición científica de preguerra con una cada vez menos tímida apertura a temas y autores de la psicología foránea. A partir de los últimos años 60, con una "Psicología" oficial instalándose en la Universidad, hay una precipitada aparición de revistas psicológicas, muchas de corta vida pero inusitado interés, y una ampliación de cupo de páginas en publicaciones pedagógicas y médicas especialmente³².

Por último, tras la caída del franquismo, la transición democrática, contempla la llegada de una big psychology en el sentido de Price, iniciándose un período muy expansivo de nuestra disciplina a todos los niveles y en todos los mercados. Ciertamente, los saberes psicológicos y los regímenes progresistas siempre se llevaron bien en España ³³.

En ese proceso aparece, desde el principio, un destacado protagonismo de nombres propios, los "arquitectos del cambio", los discípulos de José Germain, y sus propias genealogías intelectuales (Tortosa y cols., 1994b, 1995). Ellos y ellas fueron definiendo el rumbo de la "Psicología" con decisiones y acciones que tuvieron un importante efecto moldeador sobre disciplina y profesión³⁴. Nunca definieron una escuela rígida, favoreciendo la existencia de una amplia diversidad conceptual y metodológica, que, eso sí, hizo del rigor su norte.

Una tradición que fue más receptiva que creativa, pero una tradición que las páginas de las revistas permite caracterizar. Comenzó a importarse una psicotecnia ya hecha; de hecho, la demanda de intervención y la carencia de un nicho ecológico adecuado en la Universidad hizo que los centros de aplicación acaparasen casi toda la psicología que se hacía. Esas carencias, y un contexto social propio de un país en vías de desarrollo, empujaron a los primeros aspirantes a psicólogo a completar, y en ocasiones adquirir, su formación en el extranjero, algo que favoreció la falta de especialización y la búsqueda de aplicabilidad inmediata.

La ausencia de un centro teórico e investigador potente en el seno del CSIC, empeorada con la desaparición del Departamento de Psicología del propio Consejo, contribuyó a reificar esa situación. El Instituto Nacional de Psicología Aplicada y Psicotecnia acabaría convertido en Centro Nacional de Investigación y Documentación Educativa (CIDE) y la red territorial desmantelada. Las Escuelas de Psicología cerrarían pronto su etapa activa. En realidad, sólo con el salto a la Universidad en los últimos años de la dictadura, comenzó el cambio desde esa little psychology donde se hallaba anclada, a una big psychology que comenzó a modificar el espectro de intereses, tópicos y temas, e incluso el lugar de trabajo e investigación, las muestras y las metodologías, algo que tuvo una repercusión inmediata en el mundo de las revistas.

Los primeros años de democracia fueron efervescentes, con una rápida eclosión de revistas abiertas a las áreas de conocimiento que vertebraron el profesorado universitario, y a diferentes roles profesionales. Luego hubo un ritmo más estable de la actividad editorial, fruto del asentamiento en el mercado universitario y profesional, aunque continúa el turno de apariciones y desapariciones de revistas, básicamente por razones económicas. La actividad editorial está geográficamente desproporcionada (Madrid especialmente, Barcelona y Valencia, editan prácticamente un 75% de las revistas), predominando sobre el esfuerzo privado (grandes editoriales) volcado hacia monografías y libros de texto, la iniciativa de, frente a las revistas universitarias, asociaciones y, muy especialmente, del Colegio Oficial de Psicólogos, principal organismo editor de revistas en el mundo de habla hispana.

Ese mercado editorial ha sido muy sensible a los cambios temáticos acontecidos en la psicología española³⁵, las nuevas tecnologías³⁶, y las dominancias lingüísticas³⁷, reflejando, con su creciente especialización, los principales puntos de inflexión tanto en el mercado laboral, donde predominan las publicaciones que acogen trabajos de los roles mejor definidos (COP, 1998), como en el académico (personalidad, evaluación y tratamientos psicológicos; evolutiva y educación, procesos, metodología, social/ organizacional).

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