Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.
Papeles del Psicólogo, 1997. Vol. (67).
Lupicinio Íñiguez, Josep Vivas.
Departament de Psicología de la Salut i de Psicologia Social. Universidad Autónoma de Barcelona.
Una de las controversias más interesantes y, a la vez, más difíciles de resolver en el ámbito de la intervención desde la Psicología Ambiental, es la que hace referencia a la cuestión metodológica. De hecho, la elección de procedimientos cuantitativos o cualitativos cuando evaluamos o valoramos las consecuencias de cualquier tipo de intervención que se produce en el medio ambiente, es siempre problematizada tanto por los/as defensores de unos como de otros métodos. Nuestra opinión, como trataremos de dejar claro aquí, es que tal tipo de controversia sólo puede ser superada a la luz, y mediante el uso, del conjunto de herramientas conceptuales y teóricas que la Psicología en general, y la Psicología Ambiental en particular, han puesto a nuestro alcance. No obstante, nuestra marcada tendencia a la defensa de los métodos cualitativos, nos llevará a ofrecer una panorámica de cómo el enfoque cualitativo puede ser de especial interés en este tipo de estudios. Para un desarrollo profundo del debate cuali/cuanti, nos remitimos a trabajos específicos sobre la cuestión (Íñiguez, 1995) y aún otros de mayor alcance (Denzin y Lincoln, 1994; Silverman, 1997). La opción por una metodología cualitativa no es, lógicamente, arbitraria o fruto de una preferencia casual. La Psicología Ambiental, en tanto Psicología Social Aplicada, está obligada a conocer el ámbito en el que actúa de manera directa. Si asumimos además que el/la psicólogo/a ambiental orientado/a hacia la intervención forma parte de la realidad social sobre la que opera, no debe ni puede situarse en una posición de exterioridad. Agentes de la intervención, personas afectadas por esta actuación y analistas, están incluidos conjuntamente en la realidad misma a estudiar. Será únicamente desde "dentro", metiéndose, por así decir, en la piel de quienes viven la situación como se captan los significados profundos que estructuran la realidad ambiental (Ibáñez e Íñiguez, 1996).
Nada mejor para dibujar esta posición que situarnos en el contexto profesional de actuación del/a psicólogo/a ambiental, cosa que haremos en el primer apartado. En un segundo apartado, propondremos un abanico de herramientas conceptuales, teóricas y metodológicas acordes con la posición que adoptamos. En el tercero, y a modo de conclusión, pondremos un ejemplo de un caso en el que se ha utilizado este tipo de metodología y asumido estos presupuestos.
ÁMBITO PROFESIONAL DE INTERVENCIÓN : PERSONA-MEDIO AMBIENTE
En los últimos años la Unión Europea ha desarrollado directivas y leyes que intentan regular los posibles efectos que generan las intervenciones medio ambientales. A nuestro juicio, con ellas se pueden corregir las características que han connotado las actuaciones de los/las profesionales de las ciencias sociales, a saber, que éstos/as sólo actúan/actuaban realizando evaluaciones cuando la intervención ya se ha/había realizado o, que se requiere/requería su actuación en aquellos casos en los que los/las afectados/as detectan/detectaban efectos no deseados. El discurso en presente/pasado es intencional, ya que esta forma de actuación continúa existiendo en nuestros días, aunque todos/as los/as que nos dedicamos a esto deseemos que nuestras intervenciones no sólo se den en estos casos. La práctica de la Psicología Ambiental en el ámbito de la intervención y una lectura profunda de la legislación, permite sugerir que el papel del/a profesional se debe dar en un continuum de tres fases (Íñiguez y Pol, 1994):
(a). En la fase anterior a la toma de decisiones: evaluando y seleccionando las necesidades manifiestas y/o latentes a las que el proyecto de intervención medio-ambiental debe responder.
- Análisis de quien realiza la demanda: qué instancia solicita realizar determinado tipo de intervención, implicaciones éticas y políticas, motivación última de la actuación (mejora de la calidad de vida, rehabilitación del área...), oposición o congruencia de dicha intervención con las condiciones reales y los determinantes del contexto.
- Evaluación del contexto de intervención: realizar la memoria histórica del lugar, inventario de recursos, servicios y equipamientos posibles, valorar opinión de la población (percepción, imagen, actitudes y creencias del lugar), necesidades y expectativas de la población.
- Análisis del lugar de intervención tanto en lo que respecta a sus características físicas como a las sociales
- Representación de la intervención: trabajar en un uso de lenguaje comprensible para que la exposición pública de las posibles intervenciones no sea un obstáculo en el diálogo ciudadano/a-proyector/a. Por ser un aspecto sistemáticamente desatendido en cualquier clase de intervención, pero muy particularmente en la intervención urbanística, éste es un trabajo de especial importancia y donde el/a profesional de la Psicología más elementos puede incorporar.
(b). En la fase anterior a la valoración: el papel que puede adoptar el/la psicólogo/a ambiental puede tener efectos en el desarrollo del proyecto o en la forma que éste adopte definitivamente:
- Asesorar al cliente y al equipo de profesionales que diseña la intervención en la toma de decisión para prevenir que la concepción del proyecto tenga efectos sociales no deseables o que una vez finalizado el proyecto no se puedan realizar diversos tipos de correcciones.
- Prospectiva y evaluación de los efectos del proyecto: corregir aquello que se considere poco deseable socialmente, dialogar constantemente con el/la cliente, los/las responsables políticos/as, los/as afectados/as y los/as técnicos/as.
(c). Valoración: valoración posterior a la intervención y uso-ocupación:
- Proporcionar métodos y técnicas para que se estimen los valores de la intervención, estimar si se han alcanzado los objetivos formulados, analizar la correspondencia entre objetivos y consecuciones, funcionalidad de la intervención, impacto socioambiental, el grado de satisfacción y los procesos de apropiación.
La Psicología Ambiental, como trataremos de poner de manifiesto en el siguiente apartado, dispone de suficientes recursos para llenar de contenido normativo, funcional y experiencial el rol del/a profesional especialista en la intervención ambiental. Hay que hacer notar que aunque éste es un ámbito de marcado carácter interdisiplinar, el diálogo entre las distintas disciplinas implicadas se realiza sobre la base de aquellas herramientas y los particulares conocimientos de cada una de ellas y, en este sentido, la Psicología es quien mejor puede afrontar aquellas cuestiones relacionadas con los valores, creencias, actitudes , pero también, vínculos, redes sociales, estructura social de relación que son imprescindibles para una toma de decisiones que quiera ser racional.
Un ejemplo concreto de esta forma de actuación se desarrolla actualmente en las Agendas 21 Locales. En éstas se da mucha importancia al papel de los/as ciudadanos/as en los procesos de gestión medioambiental municipal y a la creación de Forums como punto de unión entre éstos/as, el/la profesional de las ciencias sociales, el/la político/a, el/la urbanista. Desde este contexto las decisiones han de tomarse conjuntamente. Quizás nos encontramos aquí con un nuevo ámbito de intervención profesional, aunque ya para muchos/as conocido: el de dinamizador de Forums.
INTERVENCIÓN DESDE LA PSICOLOGÍA AMBIENTAL
Herramientas conceptuales y teóricas
Como ya ha sido apuntado en el punto anterior, las perspectivas medioambientales actuales tienden hacia el fomento de la participación de la población en todas las fases del proceso de toma de decisiones donde la comunicación juega un papel importante (Eiser y Van der Pligt, 1988). Esto exige la construcción de un diálogo común. No hay suficiente consenso sobre lo que significa realmente la participación en un contexto social tan amplio, aunque sí sobre lo que no es, es decir que cuando hablamos de este concepto hablamos de algo más que de estrategias de "relaciones públicas" (Íñiguez y Pol, 1994). En cualquier caso, como bien apuntan Eiser y Van der Pligt la Psicología podría ayudar a clarificar las diferencias de opinión entre hechos y valores presentes en la mayor parte de las disputas. Las dificultades manifiestas para articular auténticos procesos participativos de las aproximaciones actuales, la reflexión sobre otros procedimientos capaces de incrementar la participación pública podría ser el único camino de soluciones aceptables.
En este sentido, una primera conceptualización de la participación es la que está ligada al enfoque comunitario. Cualquier intervención que se quiera realizar no será efectiva si no busca su anclaje social. Compartimos con De Castro (1991) la idea de que la intervención social dirigida a la resolución de problemas ambientales está determinada por ciertas condiciones: la solución de una perspectiva interdisciplinar, el trabajo relacionado con programas que incluyan coordinadamente las rutinas del diseño, el desarrollo y la evaluación de eficacia de los mismos y la implantación comunitaria de programas de intervención ambiental. Es ésta una dirección compatible con los programas de gestión ambiental municipal de la Unión Europea antes aludidos.
Esta concepción participo-comunitaria se sustenta en dos constructos teóricos básicos, en una perspectiva interaccionista y en los procesos de influencia. En efecto, la interacción de la persona, tanto en su aspecto más individual como en el más social, es un supuesto ineludible para de un modo mínimamente competente, la participación del/la ciudadano/a en la toma de decisiones. La naturaleza específica de la relación entre la persona y el contexto es fundamentalmente social. Así, el resultado de tal interacción no ha de verse como una suma de procesos individuales sino a la luz de su naturaleza social.
Por su parte, la influencia social se entiende como el proceso en que las personas influyen directamente o no, en los pensamientos, sentimientos y acciones de otros/as. El concepto clave en la influencia social es el de que: "la influencia está directamente relacionada con los procesos por los que la gente está de acuerdo o en desacuerdo sobre el comportamiento adecuado, forma, mantiene o cambia las normas sociales o las condiciones sociales que dan lugar a los efectos de, tales normas" (Turner, 1991). Aunque estas normas son en un sentido sincrónico externas a los/las individuos, han sido construidas en un largo proceso histórico en el seno de cada cultura particular con la colaboración de todos/as los/as agentes sociales. Por todos/as es sabido que las normas constriñen las acciones de las personas pero también nos informan y nos describen la realidad al reflejar los valores, los comportamientos socialmente adecuados e inadecuados y las creencias y significados compartidos en el seno de una comunidad o grupo dado. Estos fundamentos, tanto los procesos de interacción como los procesos de influencia social, están mediatizados y construidos por el lenguaje. El lenguaje atraviesa el conjunto de la sociedad siendo, como es fácil de reconocer, una de las bases más importantes del funcionamiento social. Cualquier análisis o teorización sobre ello no puede hacerse, en nuestra opinión, al margen de este hecho, y la reflexión sobre la participación y la intervención, tampoco, pues no hay teorización neutra, ingenua y/o inocente. De acuerdo con Gergen (1982), se considera que la teoría de las ciencias sociales afecta a las prácticas ya que conduce una lógica de la acción determinada.
Este marco define una posible nueva concepción de la participación (Ibáñez e Íñiguez, 1996) y del papel del/a profesional de la Psicología Ambiental.
Se trata del continuum Participación directa - Participación indirecta tal y como la han definido Ibáñez e Íñiguez (1996): "toda investigación en la práctica debería poder ser participativa, al menos en un cierto grado: en un grado máximo o directo, es decir, en el de la implicación de las personas en los procesos sobre los que se quiere intervenir, incluido el/a investigador/a; o en un grado mínimo o indirecto, es decir, uno en el que la participación se articula en el espacio de la intersubjetividad colectiva o lingüística". Y, efectivamente, en el horizonte deseado y deseable de mejorar las condiciones de vida y aumentar la calidad de vida misma de las personas, el/a profesional debería poder identificar estos modos de interacción social con nuestros entornos, es decir, debería poder encontrar las imágenes, expectativas, representaciones, metáforas y actitudes, los significados socialmente generados. De hecho, su análisis debe hacerse tomándolas como productos sociales, socialmente compartidos y construidos por los grupos, las comunidades... y en general las sociedades. Creemos que desde la Psicología Ambiental ésta es una tarea abordable como se verá en el apartado siguiente.
Herramientas metodológicas
Como hemos señalado con anterioridad vamos a presentar herramientas metodológicas cualitativas. Esto no es en menoscabo de otros procedimientos cuantitativos perfectamente legítimos y adecuados. Asumimos sin complejos la supeditación de la investigación empírica al marco teórico, de modo que siempre que la opción por una metodología cuantitativa sea coherente con el marco teórico, aquélla no sólo será viable, sino la opción más adecuada. Ahora bien, en coherencia con la "caja de herramientas conceptuales" expuestas en el apartado anterior, los métodos cualitativos presentan una mayor adecuación.
Sin embargo, la gran cantidad de métodos disponibles hace muy difícil determinar una lista exhaustiva de ellos. En muchos contextos, en particular los de la investigación comercial, método cualitativo acostumbra a ser sinónimo de grupo de discusión y análisis interpretativo del mismo. En esta breve presentación, vamos a huir de tal estereotipo para presentar cuatro métodos representativos en cuanto a su uso. Situando estos métodos en un continuum de máximo nivel de participación directa - máximo nivel de participación indirecta que hemos descrito antes:
Investigación-Acción Participativa (IAP)
La IAP es un método ligado a la Psicología Social Comunitaria practicada en Latinoamérica (Montero, 1994). Asume que la neutralidad de valores no es posible para las personas y por lo tanto para la persona que investiga hasta el punto de que expresar los valores que guían un trabajo profesional facilita su evaluación posterior Otro de los elementos claves de este método es el compromiso entre el/la investigador/a y las personas investigadas. Con todo, el elemento definitorio es que la investigación y la intervención van unidas en el mismo espacio temporal de modo que la investigación se produce en un momento socio-histórico determinado, la investigación surge de las personas investigadas, el/la investigador/a desarrolla un rol de persona que fluye en la comunidad estudiada, el diálogo es una categoría social y, a la vez, epistemológica en la investigación, la investigación debe romper la relación de dependencia intelectual (poder legítimo y técnico), sustituyéndola por una relación horizontal entre investigador/a y personas investigadas.
Método etnográfico y casi-etnográfico
Este método que nace en la Antropología Cultural es para muchos/as autores/as una forma básica y fundamental de investigación cualitativa (Hammersley y Atkinson, 1983), puesto que permite aprehender los significados culturales del grupo que se analiza. La investigación etnográfica o de tipo etnográfico se caracteriza fundamentalmente por la participación del/la investigador/a en la vida cotidiana de la gente. En el escenario ideal, durante un largo periodo de tiempo, el/a investigador observa, escucha, habla con la gente es decir, recopila toda la información disponible sobre las cuestiones que hacen referencia al objeto de estudio. Aunque la observación participante es la técnica principal en la etnografía, se hace uso también de la entrevista, tanto individual como grupal, y del análisis de textos. Cuando el uso de esta variedad de recursos etnográficos se realiza durante un breve espacio de tiempo y de manera extensiva, los diseños de investigación pasan a denominarse "casi-etnográficos". Ambos métodos son muy útiles como herramientas privilegiadas para aprehender los significados culturales, compartidos por las comunidades en los procesos de intervención.
"Grounded Theory"
Se trata de la elaboración de una 'teoría' que deriva del estudio del fenómeno del que da cuenta. Esta teoría se desarrolla y legitima durante y por la recogida de datos, así como en su análisis correspondiente. Utilizando otros términos, tanto la recogida de datos, su análisis y la teoría subyacente se encuentran recíprocamente imbricados unos con otros. Este término también designa un método de investigación cualitativo que mediante interpretación y codificación construye una teorización sobre un fenómeno. La Grounded Theory asume que la persona investigadora debe introducirse en el campo de acción para conocer cómo se desarrollan las cosas, reconocer cómo influyen activamente las personas en la formación del mundo circundante, otorgar una importancia vital al significado y a la acción de las personas, etc.
Esta teoría utiliza y se aproxima al análisis del contenido categorial de entrevistas, de materiales de observación o documentales, utilizando diversas teorías analíticas interpretativas fundamentadas en la codificación, entendida como una técnica de conceptualización de los datos (Strauss, 1987).
Análisis del discurso
Este término hace referencia a varios conceptos y procedimientos específicos tanto de 'discurso' como de 'análisis del discurso' por lo que nos referiremos solamente a aquellos que se manejan habitualmente en los contextos de las ciencias sociales como la Psicología y la Sociología. Potter y Wetherell (1987) han introducido en la Psicología Social este método y es en el sentido utilizado por ellos como nos referimos a él aquí. En esta tradición discurso se define como "un conjunto de prácticas lingüísticas que mantienen y promueven ciertas relaciones sociales" y Análisis de Discurso como el estudio de "cómo esas prácticas actúan en el presente manteniendo y promoviendo estas relaciones, es sacar a la luz el poder del lenguaje como una práctica constituyente y regulativa" (Íñiguez y Antaki, 1994). El AD, entendido de esta forma, proporciona un medio de acercarse a la comprensión de las concepciones más profundas que comparte un grupo o una sociedad específica así como el modo en que dichas concepciones determinan nuestras formas de comportamiento social. El medio ambiente y nuestra interacción con él es, en este sentido, un objeto de conceptualización específico cuya identificación contribuye a hacer posible una más coherente intervención sobre él.
ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS EN EL ANÁLISIS DE LA INTERVENCIÓN: ELEMENTOS DE CONCLUSIÓN A TRAVÉS DE UN EJEMPLO
En el marco descrito en los apartados anteriores, los métodos cualitativos destacan como procedimientos particularmente idóneos en la valoración de cualquier intervención ambiental. Pensando desde el punto de vista de la estimulación de la participación, la conceptualización precisa de la interacción entre las personas y los grupos y sus entornos respectivos, así como de la valoración de una intervención, el uso de métodos cualitativos muestra una extraordinaria eficacia, más allá de los tópicos que aquejan el uso de dichos métodos como la falta de validez y fiabilidad, el 'subjetivismo' y otras presuntas carencias. En este punto pretendemos aportar un ejemplo de cómo y a dónde puede llevar tal método en un proceso de este tipo.
Nos referimos al estudio sobre el barrio de El Raval de Barcelona (Beiro, Íñiguez, Pujol, Vázquez, 1991). Este barrio, también conocido como 'Barrio Chino', está situado en el centro de la ciudad y muestra todas las características propias de los suburbios más desfavorecidos. El trabajo se promovió originalmente como un estudio diagnóstico de las necesidades de la población del barrio. En la práctica, se convirtió además en un estudio sobre cómo la población vivía el proceso de transformación urbanística promovido por la Administración municipal. En efecto, en la proximidad de la celebración de las Olimpíadas de 1992, el Ayuntamiento de Barcelona comenzó un proceso de gran alcance de transformación del conjunto del barrio, poniendo en marcha el plan de reforma interior (PERI) aprobado con anterioridad. La población, notoriamente al margen del proceso decisional seguido, veía con desamparo cómo de forma inevitable se procedía a un conjunto de intervenciones urbanísticas masivas que alteraban, en mucho, sus condiciones de vida tanto materiales como sociales. Aunque este trabajo no se extiende, ni remotamente, por las tres fases descritas en el primer apartado, de modo que habría que ubicarlo en la última de ellas, pone de manifiesto algunos aspectos a tener en cuenta en relación al estudio mismo y al alcance y los límites del uso de métodos cualitativos.
En primer lugar, mostró la utilidad del uso de las técnicas cualitativas. Efectivamente, mientras los cuestionarios permiten poner de manifiesto las condiciones precarias ambientales de las personas de la zona y la necesidad de una renovación ambiental, el uso de estas técnicas cualitativas, como la discusión en grupo y el análisis de documentos, hizo emerger los procesos de relación entre el entorno y sus habitantes de modo privilegiado. En segundo lugar, y aludiendo a los resultados obtenidos, se observó que la relación del vecindario con la intervención está fuertemente influida por la dificultad de actuación positiva hacía el entorno inmediato (indefensión), su distanciamiento como receptores/as últimos/as de los cambios y la clarividencia con la que diagnosticaron el proceso de sustitución de la población como elección socioeconómica, como resultado del proceso de esponjación del barrio. Otro aspecto destacado es que la relación entre los/as vecinos y las instituciones se basaba en la desconfianza de forma que las asociaciones existentes en el barrio tanto formales como informales, grandes y pequeñas, juegan un papel de intermediación fundamental que las convierte en uno de los elementos más importantes en la vida social.
Estas informaciones tiene un alcance enorme en cualquier estrategia a seguir que quiera tener en cuenta el punto de vista de la población. De hecho, las expectativas, metas y proyectos de la Administración a duras penas coincidían en lo básico con las de la población. La labor del/a profesional aquí, va más allá del diagnóstico de tal situación. Pero aún reconociendo esto, también hay que admitir que difícilmente se podría llegar a tal diagnóstico al margen de la aprehensión del punto de vista de la población que habita el entorno a intervenir.
En fin, y para terminar, recordaremos el argumento básico esgrimido. El análisis de la intervención, ambiental en este caso, ha de plantearse en la consideración de una conceptualización mínima del proceso que se estudia en la cual, según nuestro punto de vista, el carácter simbólico del proceso es el elemento fundamental. Ese elemento simbólico sólo puede asirse y analizarse desde un modelo metodológico sensible al mismo. Tal modelo, por su naturaleza intrínsecamente lingüística, está más próximo de lo cualitativo que de lo cuantitativo. Tal empresa permite la implementación de un proceso de participación que, aunque indirecto, garantiza la implicación de la totalidad del grupo o grupos implicados. El hecho de haber aludido a una parte relativamente pequeña de métodos cualitativos no debe desanimar a un progresivo acercamiento a los mismos y a una progresiva normalización de su uso en nuestro ámbito profesional.
Referencias
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Beiro, A.; Íñiguez, L.; Pujol, J.; Vázquez, F. (1991). Estudi de base per a una intervenció positiva al Barri del Raval mitjançant un pla integral. Bellaterra: Universitat Autònoma de Barcelona.
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