Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1989. Vol. (39-40).
JOSÉ LUIS CASTELLANOS DELGADO.
Psicólogo de la Unidad de Asistencia Técnica al Plan Concertado DGAS. Ministerio de Asuntos Sociales.
Ninguna de las interacciones evolutivas de un individuo es más importante que la que tiene lugar dentro de la familia, por lo que es bastante evidente que el análisis de prácticamente cualquier problemática social pasa por el trabajo y estudio de este primer contexto.
Sin embargo, la primera dificultad surge al intentar definir exactamente el término «familia»; al analizar la realidad de nuestro entorno podemos observar que este rótulo es ambiguo y da pie a múltiples interpretaciones: familia extensa, nuclear, monoparental, convivencias de hecho y hasta personas que viven solas. Partamos, no obstante, de la comprensión que del término hace el Consejo de Europa, «conjunto de personas que viven habitualmente bajo el mismo techo y que, por otra parte, están ligadas entre ellas por lazos de parentesco, de afinidad, de afectividad o de amistad». Desde un punto de vista psicológico, esta descripción podría quedar completada con la consideración de la familia como «un sistema relacional que supera y articula entre sí los diversos componentes individuales (Andolfi 1984).
El reconocimiento y promoción de la familia (corno unidad de convivencia) como soporte de la vida psicosocial de los individuos y como unidad, de intervención, tanto a nivel preventivo como paliativo, es un hecho de larga tradición en Europa. En España, tan sólo desde hace una década, se está volviendo a rescatar el término familia de concepciones trasnochadas que estaban impidiendo una protección global de la misma en beneficio de los clásicos sectores de protección social. Esta nueva apreciación de la familia coincide además con un cambio en los valores y modelos tradicionales: no sólo el paso de la familia extensa a la nuclear, sino la aparición de casi un 10 por 100 de familias monoparentales (Castellanos, 1989), un número creciente de personas que viven solas, aumento de la natalidad en adolescentes, descenso de la fertilidad, etc.
Por otro lado, en' la actualidad, una gran parte, de las prestaciones sociales, programas y recursos sociales en general son dirigidos ya al grupo familiar más que al individuo. Servicios de ayuda a domicilio, educación familiar, prevención de malos tratos o rehabilitación de toxicómanos son algunos ejemplos del nuevo papel que está asumiendo el trabajo con la familia y la consideración de ésta como usuaria del servicio.
Sin embargo, la situación no es nada halagüeña. Las familias necesitan y demandan unos servicios de carácter comunitario, normalizador y multiprofesional, como los Centros de Orientación Familiar (CDF), al objeto de ser orientadas en la resolución sus problemas. La situación de estos centros o servicios -como veremos más adelante- dista mucho de ser aceptable.
Es posible pensar que la función de orientación familiar pueda ser llevada a cabo por un profesional específico (orientador o asesor familiar) o como una función más de otros profesionales (especialización de psicólogos, asistentes sociales, etc.). Cada opción tiene fuertes implicaciones: en un caso vamos a hablar de una profesión nueva y en el otro de una nueva especialización a partir de licenciaturas o diplomaturas. Estos dos puntos de vista, muy contrapuestos, ya conviven en los marcos actuales de formación de orientadores familiares.
El profesor J. A. Ríos define la orientación familiar como «el conjunto de técnicas encaminadas a fortalecer las capacidades, evidentes y las latentes, que tienen como objetivo el fortalecimiento de los vínculos que unen a los miembros de un mismo sistema familiar, con el fin de que resulten sanos, eficaces y capaces de estimular el progreso personal de los miembros y de todo el contexto emocional que los acoge» (Ríos González, 1984).
De esta forma vemos que la función de OF incluye la promoción de una calidad óptima de interacción entre los seres humanos y los aspectos evolutivamente importantes de sus entornos físicos, sociales y psicológicos (Blocher y Biggs, 1986). Se trata de potenciar procesos evolutivos de la familia y ayudar a las personas a superar sus dificultades con el fin de prevenir trastornos psicosociales más graves. De esta forma, la función de OF es claramente una función preventiva de desórdenes posteriores.
A la hora de abordar este trabajo hemos tratado, por una parte, de describir la situación de la orientación familiar en España, y por otra, de analizar las relaciones entre psicología y OF.
Niveles y aplicaciones de la OF
Las funciones de la OF son amplias y ambiguas. Se acercan a todos los problemas que pueden plantearse a una familia y por extensión a los miembros que la componen.
En general, se reconocen los siguientes niveles de OF:
a) Nivel informativo, en el sentido de favorecer una mejor comprensión del medio y de los recursos sociales a disposición de la familia.
b) Nivel educativo, proporcionando a los padres los medios necesarios para un desarrollo integral de sus funciones educativas.
c) Nivel de asesoramiento o preparación ante las distintas fases o situaciones por las que pasan las familias.
d) Nivel de tratamiento y solución de conflictos. En este nivel el fin es la superación de los dinamismos disfuncionales de las familias, haciendo posible su progreso y su adaptación al medio. Este nivel es específicamente terapéutico.
En este marco se reconocen tres grandes tipos de actividades o programas dentro de la OF:
a) Asesoramiento familiar (consulting) en las diferentes etapas del ciclo vital.
Formación de una familia, adaptación a los cambios sociales que implican a las familias, apoyo en las distintas etapas que afectan a los hijos, etc.
b) Asesoramiento en situaciones de crisis:
Mediación en procesos de separación y divorcio. Intervención de apoyo en familias disfuncionales con violencia familiar, disminuidos, internamientos, etc.
c) Asesoramiento para la intervención en ciertos colectivos:
Familias monoparentales, gitanos, etc.
Veamos, por último, algunas de las posibles aplicaciones de la OF:
• Mediación entre cónyuges separados, usando técnicas estructuradas de negociación y búsqueda de acuerdos en los diferentes niveles. Minimización de los efectos de la separación de los hijos.
• Explorar y comprender problemas explícitos del matrimonio, como estrés, ante la jubilación o diferencias generacionales.
• Instrumento de estabilidad matrimonial.
• Asesoramiento familiar ante situaciones de fracaso escolar de los hijos.
• Asesoramiento como alternativa al internamiento de menores o adolescentes.
• Vehículo de integración social de familiares más desestructuradas o desarraigadas.
• Apoyo psicosocial en el preparto y postparto.
• Orientación asociada en situaciones de drogodependencias, delincuencia, prostitución y mendicidad.
• Ausencia de uno de los padres.
• Organización doméstica.
• Relaciones con la comunidad.
Recomendaciones internacionales
El Consejo de Europa ha recogido en diversas recomendaciones la necesidad de este tipo de servicios.
En su documento de 2-9-1974, CE/SOC (74)16, recomienda a los estados miembros el establecimiento de centros de Orientación Familiar y de las Organizaciones de Orientadores Familiares, que deberán estar oportunamente financiados por el Estado.
En la recomendación R(80)12 sobre organismos del consejo conyugal y familiar, el Consejo de Europa reconoce la diversidad de modelos en los países europeos y constata que deben ser organismos abiertos a cubrir los problemas personales íntimos de las personas. Estos centros deben ser accesibles para todos, cuidad una información veraz y especialmente ofertados a parejas, personas divorciadas, separadas, padres solos, solteros y jóvenes.
Así como «podrán desarrollar un trabajo de información y educación en los casos apropiados, educación sexual, grupos de discusión, cursos sobre dinámica de parejas y sesiones de información sobre las relaciones padres-hijos». El Consejo de Europa reconoce las condiciones de información y actitud de los «consejeros», pero no delimita su categoría profesional.
En Europa los servicios de OF han tenido una gran difusión desde la segunda guerra mundial. Cada país ha seguido su modelo de financiación y desarrollo, aunque en general la iniciativa parte de entidades privadas que luego son subvencionadas con fondos del Estado. Estos centros gozan de gran prestigio en países corno Inglaterra, Bélgica o Italia.
Por otra parte, la función de los consejeros conyugales o matrimoniales está a menudo recogida en la ,misma legislación, que regula cuestiones como divorcio, métodos artificiales de procreación (FIV), etc.
Historia y presente de la orientación familiar en España
En nuestro país los servicios de orientación familiar fueron establecidos oficialmente por el Real Decreto de 1 de septiembre de 1978 (2275/197s), dependientes de los Ministerios de Sanidad y Seguridad Social y de Cultura. Estos servicios deberían garantizar no sólo las mínimas atenciones médicas (planificación familiar), sino también las sanitariosociales.
A partir de esta fecha surgen intentos de sistematizar el área, corno el Instituto Superior de Asesores Familiares (ISAF), desde el Instituto de Ciencias del Hombre y con la ayuda de la Dirección General de la juventud (Ministerio de Cultura). Este instituto cierra sus cursos en 1980 debido a su coste y la falta de voluntad política.
Conjuntamente aparece en la Universidad Pontificia de Salamanca los cursos sobre la orientación familiar) y un centro de orientación y terapia familiar. Poco después las Universidades Católicas de Comillas y Navarra crean sus institutos de familia y los cursos de orientación familiar. El problema de estos «diplomas» es que no tienen reconocimiento oficial.
En años posteriores el Ministerio de Sanidad ha ido creando una red de centros de orientación familiar. Así, la OF que realizan los psicólogos de estos centros está reducida a problemático sexual y apoyo al trabajo sanitario. Esta reducción de la orientación a planificación ha dado lugar a graves malentendidos y en parte empieza a solucionarse con el proyecto iniciado en 1987, que consiste en ofrecer desde este tipo de centros apoyo psicosocial a las familias, trabajando en coordinación con servicios sociales, salud mental y educación. Este proyecto piloto se viene realizando en más de 50 COF del Insalud en los cuales psicólogos y asistentes sociales están trabajando en las distintas funciones de la orientación familiar.
Sin embargo, la mayoría de los servicios de orientación familiar están siendo prestados por organizaciones no gubernamentales (ONG) y servicios de la Iglesia Católica.
Así, existen 22 centros y servicios de orientación familiar insertados dentro de los servicios de pastoral y ofrecidos a todas las personas.
La Diócesis de León mantiene, por ejemplo, uno de los COF más antiguos y reconocidos del país, donde prestan sus servicios dos psicólogos.
Diócesis como Canarias, Santiago, San Sebastián y Santander también cuentan con psicólogos en sus servicios de orientación familiar.
Respecto a las funciones de orientación que prestan las ONG (organizaciones no gubernamentales), una encuesta efectuada por el autor (Thiebaut y Castellanos, 1987) entre 38 entidades de carácter social de ámbito nacional arrojaba que el 41,6 por 100 de las asociaciones de carácter profesional poseían servicios de OF, por un 28,5 por 100 en el caso de las asociaciones de afectados. En un 9,3 por 100 de las asociaciones existía al menos un psicólogo en estos servicios.
Además estos servicios de orientación familiar tienen una peculiaridad, la de ofrecer su atención aciertos colectivos o problemáticas especiales (mujeres separadas, madres solteras, consultas sexológicas, familias de minusválidos o de drogodependientes, etc.), siendo todavía muy escasos los servicios que estas asociaciones prestan para todas las familias.
Sin embargo, son los servicios sociales el área del bienestar social que debe desarrollar e impulsar este tipo de recursos. Aunque todas las leyes de servicios sociales de las comunidades autónomas publicadas hasta ahora reconocen la necesidad de una convivencia familiar para el individuo y de unos servicios sociales especializados para familia e infancia (para proteger la convivencia y favorecer el desarrollo personal), tan sólo la última de estas leyes publicada («BOE» 8-3-1989), la de Castilla-León, reconoce la protección y apoyo a la familia mediante servicios específicos de orientación, asesoramiento y terapia.
Desde nuestro punto de vista, este es uno de los puntos más viables para la introducción de la orientación familiar en España.
No deseo terminar este apartado sin mencionar la reciente aparición de un nuevo profesional de los servicios sociales: el educador familiar. Esta nueva figura profesional (todavía sin unos criterios formativos uniformes) se ha desarrollado al amparo del impulso de los servicios sociales municipales y de la demanda de intervención educativa y reeducadora en la familia. Pues bien, a muchos niveles esta intervención se desarrolla en parámetros de orientación familiar.
Psicología y OF
Es claro que un psicólogo puede ser orientador familiar, lo que no lo parece tanto es que todo orientador familiar necesite ser psicólogo.
Nuestra posición, compartida, por ejemplo, con el Instituto Superior de Estudios y Orientación Familiar de Salamanca, es entender la orientación familiar como especialización a partir de una licenciatura (generalmente psicológica o pedagogía) o de una diplomatura (generalmente trabajo social).
Uno de los problemas fundamentales con los que se enfrenta el trabajo de prevención primaria desde la OF es que la psicología no ha dedicado la misma energía y esfuerzo en conceptualizar y definir la intervención preventiva que la aplicada para la psicopatología. Sin embargo, hay una coincidencia general en que unas de las formas de trabajar en prevención primaria es ofrecer servicios psicológicos a las familias que experimentan tensión y disfunción.
En la actualidad, una de las funciones que más se demandan a la figura del psicólogo de orientador familiar. Se demanda un profundo conocimiento del sistema familiar y las redes sociales y hasta administrativas donde ésta se ubica. Asimismo, los marcos institucionales pueden hacer derivar su intervención hacia niveles educativos y de asesoramiento más que de terapia.
Y, sin embargo, se constata la ausencia de una formación adecuada para el psicólogo y para otros profesionales en la intervención social con familias.
Fundamentalmente, los servicios de orientación familiar deben estar encuadrados dentro de los servicios sociales de atención primaria o generales. Desde la nueva perspectiva de sistema público de servicios sociales que ofrece el plan concertado para el desarrollo de las prestaciones básicas, esta función se encuadraría en las unidades de familia y convivencia de los centros de servicios sociales. Este desarrollo va a implicar la creación de un área de trabajo específico para asistentes sociales y psicólogos especializados en orientación familiar.
Este desarrollo no debe impedir la posibilidad, por parte de la Administración pública, de concertar este tipo de servicios con agencias o entidades sociales sin animo de lucro. Un último apartado merece alguna consideración: las relaciones entre orientación y terapia familiar. Nos encontramos en un momento de gran auge de las terapias con familias, especialmente sistémicas, y es evidente que desde este nivel puede realizarse una orientación familiar correcta, pero el nivel de OF puede ser asumido por pedagogos o asistentes sociales, a los que no se les puede pedir que dominen terapia familiar. Así pues, todavía es necesario definir con mayor exactitud cuáles son los límites entre la terapia y la orientación familiar, en el sentido de intervención psicosocial con familias.
BIBLIOGRAFÍA
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DOCUMENTOS
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Recomendación del Consejo de Europa R(80)12 sobre organismos del consejo conyugal y familiar.
Ley 28/1988 de 22 de diciembre, de acción social y servicios sociales: «B.O. Castilla y León» de 9-1-1989.