PAPELES DEL PSICÓLOGO Vol. 43-1 Enero - Abril 2022

aquellas conductas que se realizan porque son en sí mismas impor- tantes o valiosas para la persona, y no por presiones sociales, bús- queda de recompensas extrínsecas o evitación de consecuencias aversivas), así como (b) la búsqueda de aspiraciones vitales intrínse- cas (i.e., lograr un crecimiento personal) favorecen la satisfacción de las necesidades de autonomía, competencia y relación. A su vez, es- tas tres necesidades satisfechas se relacionarían con una mejor salud mental (e.g., menos tendencia a la depresión, a la somatización, a la ansiedad, mayor calidad de vida percibida). El modelo representado en la Figura 2 refleja la estrecha relación existente entre la motivación intrínseca y el crecimiento personal, tal y como han corroborado empíricamente diversos estudios. Por ejem- plo, Carver y Baird (1998) demostraron que la orientación a metas basada en la motivación intrínseca se halla positivamente asociada a la autorrealización, mientras que las metas sostenidas en conso- nancia con estilos motivacionales extrínsecos correlacionan negati- vamente con ella. Desde esta consideración, la motivación o interés intrínseco se erigiría en uno de los factores que contribuirían en ma- yor medida al proceso de búsqueda y desarrollo del potencial hu- mano (Schwartz y Waterman, 2006), siendo esta búsqueda su principal objetivo (Vitterso y Soholt, 2011). En este sentido, Water- man et al. (2008) señalan que las actividades intrínsecamente moti- vantes son aquellas que se realizan, no solo por el placer que proporcionan, sino también por la sensación de autorrealización que experimenta el individuo al llevarlas a cabo. En concreto, las actividades que se realizan por motivación intrínseca reúnen una se- rie de características que las vinculan a la experimentación de altos niveles de crecimiento personal: 4 Relación de equilibrio entre desafío y habilidad/capacidad. 4 Percepción de que las propias actividades, por sí mismas, promue- ven el desarrollo del máximo potencial individual. 4 Disposición a invertir mucho esfuerzo en el autoperfeccionamiento. 4 Creencia de que esas actividades son realmente importantes para uno mismo. 4.2. Estado de flujo Las actividades intrínsecamente motivantes han sido conceptualiza- das también en términos de autotélicas o autorreforzantes, dado que el individuo alcanza un grado de implicación máxima durante la re- alización de las mismas. Esta completa absorción, en la que el indivi- duo se involucra hasta el extremo de olvidarse del tiempo, la fatiga o cualquier otro aspecto ajeno a la propia actividad, es lo que Csiks- zentmihalyi (1990) ha denominado flujo o experiencia óptima. Si bien motivación intrínseca y estado de flujo se hallan íntimamen- te relacionadas, la vinculación entre ambas es desigual, por cuanto una persona intrínsecamente motivada mostrará siempre un gran in- terés, pero solo en ocasiones alcanzará el estado de flujo (Deci y Ryan, 1985). Este último, a su vez, constituye una experiencia mucho más intensa (Waterman et al., 2003). De acuerdo con ello, Sansone y Harackiewicz (1996) han caracterizado el estado de flujo como arquetipo del interés intrínseco. El flujo no constituye un estado estático y momentáneo, sino diná- mico, en la medida en que la satisfacción se experimenta durante la realización de la actividad, no solo al final de la misma (Salanova et al., 2005). Diversos rasgos permiten identificar la experiencia de flu- jo (Csikszentmihalyi, 1990): 4 Existencia de metas claras y con gran significación personal. 4 Implicación en actividades que conlleven un equilibrio entre un al- to desafío y un alto nivel de capacidad. 4 La atención se focaliza plenamente en lo que se está haciendo. 4 El individuo experimenta una sensación de control sobre sus pro- pias acciones y sobre su entorno inmediato. 4 Completa ausencia de preocupación en relación a un posible fra- caso. 4 Percepción distorsionada de la duración del tiempo (habitualmen- te, referida a una sensación de que el tiempo pasa más rápido de lo normal). La implicación en actividades que nos permiten experimentar un estado de flujo no solo constituye un factor de protección frente a la adversidad y la patología (Nakamura y Csikszentmihalyi, 2009), sino también una vía para el crecimiento personal (Bonaiu- to et al. 2016; Csikszentmihalyi, 1990; Seligman, 2002). Ahora bien, Waterman y colaboradores (Waterman et al., 2008; Water- man et al., 2003) señalan que existe una relación asimétrica entre experiencia de flujo y crecimiento personal, de tal manera que aquella se experimenta con más frecuencia. La principal diferencia entre ambos constructos radica en que el estado de flujo se vincula a la realización de una determinada actividad, pero únicamente se experimenta con respecto a dicha tarea. Por su parte, el crecimien- to personal constituye una experiencia de desarrollo individual y autoexpresión mucho más amplia y a largo plazo, resultado de la implicación en actividades intrínsecamente motivantes. En dichas actividades, el individuo puede alcanzar el estado de flujo, pero este no es condición suficiente para que la persona perciba que sus capacidades y potencialidades individuales alcanzan su máxi- mo desarrollo. No obstante, cuantas más actividades cotidianas lleven a experimentar un estado de flujo, mayor número de mo- mentos vitales con alta significación personal percibirá el individuo (Nakamura y Csikszentmihalyi, 2009), lo que contribuirá notable- mente a su crecimiento personal. FUNCIONAMIENTO PSICOLÓGICO PLENO 66 A r t í c u l o s FIGURA 2 MODELO DE LA TEORÍA DE LA AUTODETERMINACIÓN RELATIVO AL CAMBIO CONDUCTUAL RELACIONADO CON LA SALUD [30] Ambiente de apoyo a la autonomía vs. Ambiente de control del cuidado de la salud Aspiraciones vitales intrínsecas (crecimiento personal) vs. extrínsecas Satisfacción de: Autonomía Competencia Relación Salud Mental

RkJQdWJsaXNoZXIy NDY3NTY=