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Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.

PSYCHOLOGIST PAPERS
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Dissemination: January 2024
  • Frequency: January - May - September
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electronic: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1996. Vol. (65).




PSICOLOGOS EN LA CATASTROFE DE BIESCAS

Bernardino Giménez Torralba

Coordinador de los Servicios de Asistencia Psicológica

Este verano en el Camping de las Nieves de Biescas (Huesca) murieron más de ochenta personas, en lo que ha sido una de las mayores catástrofes por causa natural.

Por primera vez en la historia de nuestro país hubo una demanda social de ayuda psicológica, impensable hace unos cuantos años.El resultado inmediato fue que un gran número de psicólogos acudieron como voluntarios al lugar de la catástrofe en lo que constituyó la mayor movilización profesional conocida al servicio de una comunidad afectada por tan trágico suceso.

Algunos de los psicólogos que participaron en esta experiencia hablan, de que, para nuestra profesión, habrá un antes y un después de Biescas.Lo que, sin duda ha venido a mostrar la participación de tantos compañeros en el apoyo psicológico a los familiares y afectados por esta catástrofe es la verdadera cara de la Psicología como profesión al servicio de las personas en particular y de la sociedad en general.

Desde el Colegio Oficial de Psicólogos queremos agradecer públicamente la desinteresada participación de los compañeros que acudieron al lugar de los hechos y desde Papeles del Psicólogo queremos contribuir a su difusión.Publicamos un artículo redactado casi con la resonancia del sufrimiento pirenaico y una breve entrevista con un psicólogo madrileño, quien como "portavoz" de los que se movieron solidariamente, todavía transmite la emoción de una experiencia imborrable.

COORDINAR LA ASISTENCIA PSICOLOGICA

Ante la magnitud de una catrastrofe como la sucedida este verano en el camping "Las Nieves" de Biescas, escribo a "vuela pluma" estas breves líneas para exponer algunos aspectos de lo que supuso la participación por primera vez en España de psicólogos/as en la atención a los afectados.

La persona que solicitó la colaboración de psicólogos/as fue Don Juan Antonio Cobos, director de la Clínica Forense de Zaragoza, que era el coordinador general de todos los asuntos forenses. Es pues, a esta persona a quien debe considerarse como el promotor de la presencia de profesionales del campo de la Psicología.

La respuesta de psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, médicos y voluntarios en general fue masiva. Centrándome en los psicólogos/as, hay que decir sin ambages ni circunloquios y sin caer en el corporativismo, que fue desde el principio impresionante. A las pocas horas de producirse la catástrofe se pudieron montar los servicios de asistencia psicológica. La respuesta de los psicólogos que se encontraban de vacaciones en esta zona de los Pirineos fue inmediata: se presentaron unos 48 psicólogos/as. Esta masiva respuesta de profesionales, supuso inicialmente un cierto desconcierto. La forma de trabajar, resultaba evidente que era necesario estructurarla. Como coordinador y de acuerdo con la mayoría de los presentes se establecieron turnos de 8 horas, formados por equipos de 10-12 psicólogos/as.

Los equipos se ubicaron en el Palacio de Congresos, centro de acogida de las familias, en el Tanatorio que se preparó en Jaca y equipos móviles que pudieran desplazarse allí donde se solicitara su presencia.

Organizarse en turnos que cubriesen las 24 horas del dia puede parecer a simple vista una estructura organizativa muy rígida. Esto se hizo en base a unos criterios que explico sucintamente:

- La masiva presencia de más de un centenar de profesionales podía suponer un inconveniente y no una ventanja a la hora de trabajar con las familias por las interferencias que pudieran darse entre nosotros mismos y porque teníamos que evitar el riesgo de saturar a las familias de los afectados con tanta asistencia.

- Que durante las primeras horas de la catástrofe hubiera una correcta atencion y que pasadas estas primeras horas tan intensas, el cansancio fuera haciendo que se produjeran abandonos inesperados e incontrolados con lo que se corría el riesgo de que en un determinado momento se produjese un vacio asistencial.

- Que al estar muchos profesionales, alguno de ellos no tuvieran una dedicación concreta y no se sintieran útiles. De hecho, esto sucedió los dos últimos días, cuando la presencia de familiares afectados fue decreciendo y se presentaron más voluntarios.

Además de este tipo de organización y dado que se desconocía con que frecuencia irían apareciendo más cadaveres, se montó un retén de psicólogos que cubrieran la asistencia en turnos de 6 horas hasta el día 25 de Agosto. Ese dispositivo pudo desmantelarse a los dos días, dado que para entonces ya se habían recuperado a la mayoría de los fallecidos.

Estos turnos, demostraron ser muy efectivos a lo largo de los cuatro días más intensos de asistencia. En ningún momento, tuvimos falta de profesionales que pudieran atender a los familiares que iban llegando y a las familias que tuvieron que esperar más tiempo hasta que aparecieron sus familiares fallecidos.

La dinámica de atención a las familias se estableció en tres niveles:

- Acogida. Se les ayudaba en todos los aspectos, desde acompañarlos a una residencia, y si el caso lo requería permanecer junto a ellos, hasta compartir las largas horas de espera por las que tuvieron que pasar.

- Acompañamiento en el Tanatorio: fue la experiencia más intensa y más dura para todos nosotros. Difícilmente antes, ninguno de los profesionales que atendíamos a las familias había tenido que atender a personas en un reconocimiento de cadáveres, y mucho menos, en una sala con más de 60 fallecidos. Como coordinador, intenté que desde el primer momento, los psicólogos y psicólogas, visitaran esta sala, para que supieran a qué realidad iban a enfrentarse cuando los familiares requiriesen su apoyo y su compañía en las ruedas de identificación. En ningún caso se obligó a nadie a que tuviera que entrar en el Tanatorio y de hecho, varios profesionales manifestaron sus deseo de no hacerlo y asumir otras tareas una vez los familiares salían del mismo.

- El tercer nivel de asistencia, se realizó una vez las familias habían abandonado Jaca. Los familiares, habían estado adecuadamente atendidos durante unos dias traumáticos, pero resultaba evidente, que el trauma no se supera con la recuperación del cadáver. Por ese motivo, y con la idea de que no se produjese ninguna solución de continuidad entre el apoyo recibido y el que pudieran necesitar en el futuro, un equipo de 5 psicólogos/as, estuvo durante dos mañanas contactando con los Servicios Sociales o Unidades de Salud Mental, de cada una de las ciudades en las que residían familiares afectados, para que sencillamente pudieran ofertarles sus servicios.

Cabría escribir mucho, de las experiencias vividas, de lo positivo y de lo negativo de esta intervención. Una pregunta podemos hacernos ¿ lo que hicieron los psicólogos/as podrían haberlo hecho personas sin cualificar?. Reconociendo la inestimable colaboración de todo tipo de voluntarios, considero por las conversaciones mantenidas con jueces, expertos en catástrofes, etc. que la cualificación y la experiencia de los profesionales que intervinieron consiguió que en ningún momento tuviéramos problemas de tensión colectiva, se consiguió preparar a las familias, para que supieran lo que iban a encontrar, por ejemplo dentro del Tanatario, serenarlas en su espera, establecer una relación humana con un alto grado de empatía.

Considero, que los profesionales que intervinieron poseían más recursos para asesorar, aconsejar, discernir el estado de ánimo de las personas, que podían pasar de la esperanza a la desesperanza en breves segundos, que estaban desorientadas, angustiadas y que en colaboración con los servicios médicos, permitieron, que incluso cuando era necesario algún tipo de tratamiento farmacológico, por el estado de ansiedad, se diera en base a la necesidad detectada por un profesional. Estos aspectos, por citar alguno y reiterando mi reconocimiento a todos los voluntarioslas, sólamente se puede hacer desde un conocimiento previo de las consecuencias de determinadas conductas y de determinados estados de ánimo.

Sin prolongar más esta breve reseña, me atrevo a sugerir, que esta experiencia no caiga en el vacio. Sería conveniente, que todos los que intervinimos en la misma, ya pasado un tiempo prudencial,donde la reflexión personal nos ha ayudado a analizar mejor nuestra propia intervención, pudieramos aportar nuestras conclusiones, tal vez, en unas jornadas específicas, para que de nuestro trabajo, pudieran emanar pautas de intenvención futuras, surgidas no desde el laboratorio sino desde el trabajo de campo que hemos realizado.

Aprovecho estas líneas para haceros llegar a todos los que a título personal acudísteis, al grupo de Psicológos del Proyecto Hombre, del Ayuntamiento de Zaragoza, de la Diputación General de Aragón, de las unidades de Salud Mental del Insalud, Psicólogos Sin Fronteras de Navarra, de la Cruz Roja de La Rioja, Navarra, ... al grupo de psicólogos que vinieron desde Madrid, el agradecimiento que el Exmo. Ayuntamiento de Jaca y la Diputación General de Aragón, me encargaron que os trasmitiera.

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