Papeles del Psicólogo, 1994. Vol. (58).

JOSÉ MANUEL HERNÁNDEZ LÓPEZ . Mª XEXÚS FROJÁN PARGA

Una experiencia de integración de la psicología en un contexto universitario.

En la concepción moderna de la Universidad occidental se incluyen prioritariamente dos objetivos claramente establecidos que no pueden quedarse en el olvido. El primero de ellos, heredado de la tradición universitaria más clásica y origen primigenio de esta institución, consiste en la formación más adecuada de los alumnos con la pretensión de dar salida a profesionales competentes y capaces. El segundo, de igual importancia, al considerar a la Universidad como centro aglutinador del "saber", trata de ofrecer soluciones teóricas a una serie de problemas recogidos desde la realidad o lo que es lo mismo aportar datos empíricos y/o modelos explicativos sobre tal realidad.

A pesar de que estos dos objetivos ni pueden ni deben ser perdidos de vista, la inserción progresiva de la Universidad en la sociedad a la que pertenece ha hecho surgir un tercer objetivo que, pese a no estar en la mayoría de los casos explícitamente formulado, está empezando a derivar en experiencias concretas. Tal objetivo pasa por dar respuesta directa (no sólo indirecta mediante la formación de buenos profesionales o el aporte de bagaje teórico y empírico) a determinados problemas ,sobre los que, al menos la sociedad universitaria, presenta demandas y quejas, bajo el supuesto de que el personal que puebla la Universidad está, potencialmente, cualificado para aportar dichas soluciones.

En definitiva, la Universidad puede hacer provisión de servicios a los miembros de su comunidad que lo necesiten. Si además pensamos que cada vez es mayor la exigencia que las tareas universitarias reclaman de sus estudiantes, profesorado y personal de administración y servicios y, por tanto, es mayor el tiempo que el universitario (en cada una de sus tres modalidades) pasa en la Universidad, no es de extrañar que esta idea de aportación de servicios cobre especial relevancia. Del auge de este objetivo da cuenta la progresiva inclusión en las Universidades de servicios específicos (Médicos, de transportes, de tiendas, de librerías, deportivos ... ) que se suelen aglutinar, desde el punto de vista de la gestión, en torno a Vicerrectorados de Servicios a la Comunidad lo que conlleva el disfrute de una asignación presupuestaria propia.

De entre estos servicios destaca, desde nuestro foco de interés, el servicio psicológico. En efecto, la Universidad representa un ambiente adecuado para el desarrollo de diversas disciplinas de la Psicología Aplicada. Así, aparte de la obvia referencia a la Psicología Educativa por el contexto en el que nos encontramos, cabe la posibilidad de abordar problemas de diversa y variada índole. En este sentido, desde un punto de vista clínico, son muchas las oportunidades para diseñar programas que busquen la resolución de determinados problemas psicológicos de los individuos que forman la colectividad universitaria. Así mismo, no debemos olvidar que la Universidad es una organización donde se desarrolla el oficio de enseñar y donde se ejecutan una serie de tareas de administración y gestión de personas y recursos. Dicho de otra manera, la Universidad es un lugar de trabajo y como tal presenta una serie de peculiaridades que bien pueden ser abordadas desde la Psicología del Trabajo y de las Organizaciones. Por último, y no por ello menos importante, en la Universidad existen una serie de relaciones entre grupos que dan cabida a la aportación de la Psicología Social.

No nos resistimos a añadir un argumento más. Tal es muy contextual y se refiere a una mención histórica acerca del desarrollo de la Psicología en nuestro país. Si hubo una vez que nuestra Psicología tuvo una cierta unidad y relevancia cara al exterior fue mediante la creación de una serie de Institutos de Psicología Aplicada y Psicotecnia que en el inicio de la década de los 30 trabajaron de forma uniforme y reconocida legislativamente por el Parlamento de la II República. Esta uniformidad teórica y práctica propició, por un lado, el intento más serio de acercamiento de la Psicología en cuanto a disciplina que resolvía problemas a nuestra sociedad y, por otro, el respeto de los psicólogos de otras latitudes. El espaldarazo definitivo se hubiese producido con la celebración del Congreso Mundial de Psicología que se iba a desarrollar en España en 1936. Razones obvias impidieron la celebración de tal Congreso y eliminaron una ocasión única para potenciar la psicología española en el exterior. Después de la contienda, el renacer de la Psicología en nuestro país fue por derroteros menos aplicados y, desgraciadamente, más alejados de la problemática social.

Evidentemente, saltando todas las distancias, cronológicas, temáticas y contextuales, la puesta en funcionamiento de centros de Psicología Aplicada bajo el amparo de instituciones públicas como la Universidad permite la recuperación de parte de esa ilusión de unidad y profundiza en la vieja idea de resolución de problemas individuales y sociales en contextos específicos.

En estos momentos, son numerosas las Universidades que ya cuentan con centros que, bajo fórmulas distintas, acogen una amalgama de intervenciones psicológicas. El intercambio de experiencias parece ineludible cara a la potenciación de nuestros servicios y cara a la imagen ofrecida al exterior. En este sentido, en la Semana Santa del año 1993 y aprovechando la celebración del II Congreso de Psicología Conductual en Palma de Mallorca tuvimos la iniciativa de proponer una ponencia que, bajo el nombre de La psicología aplicada en el marco de la Universidad Española, reunió a representantes de los servicios, Asistencias o Unidades Psicológicas (que así se llaman estas experiencias) de las Universidades de Málaga, Santiago de Compostela, Sevilla, Zaragoza y, claro es, de la Universidad Autónoma de Madrid. Los participantes en tal ponencia sólo son una muestra de los muchos que ya existen en el conjunto de nuestro territorio. Así, cabe mencionar los de las Universidades Complutense de Madrid, Alicante, Central de Barcelona, País Vasco y Palma de Mallorca, de los que tenemos noticia.

El resultado de esa primera toma de contacto puso de relieve que, con independencia del formato estructural y de gestión de cada uno de esos servicios, la labor realizada tanto en los aspectos docentes, como en los de investigación. y asistenciales representan una realidad de extraordinaria magnitud. Una segunda conclusión interesante fue la coincidencia acerca de la necesidad de establecer un contacto periódico que propicie el intercambio de experiencias y materiales. Una posibilidad no descartada es la de establecer una estructura de relación formalizada que regule estos, en principio, primeros contactos. Un tercer planteamiento coincidente se refería a la escasez de medios que propiciaba que tales experiencias, salvo honrosas excepciones, se sustentaran fundamentalmente en la buena voluntad de aquellos que trabajaban cotidianamente con las personas que requerían algún tipo de atención psicológica. Ahora bien, esta falta generalizada de recursos ejerce, en casi todos los casos, un efecto motivador del empeño por convencer a las autoridades académicas de la utilidad de este tipo de servicios y, por tanto, en la necesidad de la búsqueda de vías de financiación.

Con todo esto, queremos decir que, a pesar de los resultados satisfactorios con los que hasta ahora nos hemos encontrado, estamos en el inicio de una experiencia que todavía tiene que consolidar sus desarrollos hasta constituir una realidad perfectamente integrada en cada una de las Universidades.

La idea de incluir un servicio de estas características en el marco de la Facultad de Psicología de nuestra Universidad es una idea que se contempló hace algunos años. En efecto, en los planos del edificio que estrenó nuestra Facultad, el primer equipo decanal (comandado por la Profesora Fernández-Ballesteros) reservó un espacio con comunicación directa al exterior para ofertar servicios psicológicos a los integrantes de nuestro campus. Tal idea se hizo realidad unos años más tarde gracias al impulso y a la resolución del decanato que dirigía y dirige el profesor Amalio Blanco. Así, en un primer momento y movidos fundamentalmente por el entusiasmo y por el trabajo de nuestro primer director, el profesor Santacreu, emprendimos el trabajo con unos pocos programas de rodaje en un formato casi piloto.

Contábamos con datos de tipo epidemiológico que nos llevaron a la oferta de programas demandados, en principio, por nuestros estudiantes. En concreto, nos referimos a un programa de Consultoría General, a uno de Reducción del Consumo de Tabaco y a uno de Entrenamiento en Técnicas de Estudio. Tal oferta, como veremos posteriormente, ha ido creciendo, nuestro servicio se ha ido consolidando y ha logrado tras tres años de trabajo que, durante el curso académico 1992-93, haya sido reconocido por la junta de Gobierno de la Universidad Autónoma de Madrid como servicio universitario adscrito al Vicerrectorado de Servicios a la Comunidad.

La fecha oficial de inauguración del S.P.A. de la UAM fue el 20 de mayo de 1991, aunque había empezado a funcionar en diciembre de 1990, ofreciendo a la comunidad universitaria algunos de los servicios que llevaban cierto tiempo en marcha en la Facultad, articulados en torno a dos grandes áreas: Clínica y Salud por una parte y Asesoría empresarial por la otra.

Las condiciones de infraestructura que rodearon el nacimiento de este servicio no eran las más adecuadas pero las ganas de trabajar y la ilusión de todas las personas implicadas en el proyecto hicieron posible que su funcionamiento fuese una realidad. Podemos asegurar que, hasta el momento, tanto usuarios como monitores, directores de programas y alumnos se sienten ampliamente satisfechos de la atención recibida o prestada. Fueron unos meses que supusieron un tremendo esfuerzo, a todos los niveles y para todo el personal implicado: a los profesores, les supuso un tiempo que tenían que robar al resto de sus actividades, o de su tiempo libre, sin recibir retribución de ningún tipo, incluso debiendo utilizar el dinero de sus propios proyectos para hacer frente a algunos de los gastos que, inevitablemente, iban surgiendo con el desarrollo de los programas; a los becarios de investigación, que se encargaban de realizar todo tipo de tareas, sin que eso les eximiera de sus correspondientes obligaciones; a los alumnos que participaron colaborando desinteresadamente, añadiendo un trabajo extra al exigido dentro de los requerimientos de su curso.

El Servicio de Psicología Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid nació sin ánimo lucrativo y con un triple objetivo: docente, investigador y asistencias con las siguientes características:

Objetivo docente: facilitar a los alumnos de Psicología de nuestra Universidad un centro de prácticas donde pudiesen tener contacto directo con la aplicación de la psicología a la realidad.

Objetivo investigador: constituir un marco adecuado para la formación de personal investigador y el desarrollo de diferentes líneas de investigación en Psicología de la Salud y en Psicología Empresarial.

Objetivo asistencias: proporcionar atención psicológica a los alumnos y personal de la Universidad Autónoma, así como a sus familiares, a través de los diversos programas que se desarrollan en el seno del Servicio.

La puesta en práctica de las tareas señaladas se realiza a través de dos vías distintas aunque íntimamente vinculadas: por una parte está la oferta y aplicación que la propia Facultad hace del S.P.A. y de los programas que en él se llevan a cabo; por la otra están los convenios y acuerdos de cooperación que el S.P.A. establece con distintas entidades y organismos para la aplicación de programas que ya se están realizando en el propio Servicio o programas de nueva creación de acuerdo con las demandas de la entidad en cuestión.

El planteamiento inicial que apoyó el nacimiento del Servicio no ha variado esencialmente en los años transcurridos desde su inauguración oficial, así pues, las tres funciones para las que fue creado siguen manteniéndose y desarrollándose.

Por lo que respecta a la vertiente asistencias del Servicio, solamente se ha eliminado, a partir de Enero del presente año, su carácter gratuito: en la actualidad los usuarios deben pagar una cantidad simbólica, que se duplica en el caso de que la persona tenga una vinculación indirecta con la Universidad (es decir, familiares, amigos, antiguos alumnos, etc.). Son dos las razones que han originado este cambio; en primer lugar, los programas asistenciales necesitaban de un fondo económico para su propia subsistencia: material de evaluación, fotocopias, material de apoyo para las sesiones terapeúticas, etc., que en muchas ocasiones superaba el presupuesto proporcionado por la propia Facultad de Psicología. En segundo lugar, hemos considerado que la aportación de una cantidad de dinero, independientemente de que no se corresponda con el valor real del servicio proporcionado, contribuiría a mantener la motivación de los usuarios para la permanencia en los programas de tratamiento.

En lo que tiene que ver con el funcionamiento actual, el Servicio, tal como hemos señalado anteriormente, se divide en dos grandes áreas, empresarial y clínica.

El área de asesoría empresarial oferta una serie de servicios que se articulan en torno a los siguientes objetivos:

Identificación y diagnóstico de problemas en todos los ámbitos empresariales. Abordaje de problemas en diversos ámbitos de la empresa (evaluación psicológica del capital humano, gestión informatizada de recursos humanos, márqueting y comunicación, problemas medioambientales) mediante la investigación, desarrollo e implantación de proyectos que introduzcan; soluciones basadas en nuevas tecnologías.

Servicios técnicos: análisis estadísticos, consultaría micro-informática, etc..

Formación de post-grado y reciclaje de profesionales en técnicas de intervención psico-social en la empresa.

El área de Psicología Clínica y Salud, por su parte, oferta los siguientes programas y servicios:

Consultoría General: dirigido a la evaluación y asesoramiento sistemático de las demandas de individuos concretos y la derivación, en su caso, a otros programas del Servicio o a otros centros colaboradores.

Tratamiento del hábito de fumar: dirigido a controlar o eliminar el consumo de tabaco de los fumadores insatisfechos.

Tratamiento de la miopía: intervención destinada a paliar los problemas visuales de los sujetos.

Técnicas de estudio: dirigido al entrenamiento en hábitos, planificación y técnicas específicas del estudio.

Entrenamiento en habilidades sociales: tratamiento de grupo para facilitar las relaciones interpersonales centrado fundamentalmente en la interacción con el sexo opuesto.

Dificultad para hablar en público: intervención dirigida a la reducción de la ansiedad y la adquisición de habilidades ante la situación de hablar en público.

Consultoría de problemas del lenguaje: atención a personas con problemas de tartamudez, disfonías y otras alteraciones del habla. Especial atención a profesores con problemas de la voz.

Tratamiento del miedo a volar: destinado a profesores universitarios, directivos de empresas asociadas a nuestra Universidad, estudiantes y miembros del Campus que presenten dificultades de este tipo.

Entrenamiento en afrontamiento a exámenes: destinado a reducir la ansiedad ante los exámenes universitarios y a facilitar la adquisición de una serie de estrategias encaminadas al afrontamiento adecuado de este tipo de situaciones.

Trastornos de la alimentación: obesidad, anorexia y bulimia: dirigido a la modificación de hábitos de alimentación no saludables.

El tratamiento, siempre es en grupo, salvo el Programa de Miopía (que utiliza un aparato de biofeedback, y por ello requiere sesiones individuales) y el Servicio de Consultoría, el cual, necesariamente, es individual. Este servicio funciona de la siguiente forma: aquellas personas que acudan a él son evaluadas (en un máximo de cuatro sesiones) por los miembros de nuestro equipo de terapeutas; si éste considera que una persona en concreto necesita de un tratamiento especializado, se puede tomar alguna de estas alternativas:

1. Remitirlo a uno de los programas del Servicio de Psicología Aplicada.

2. Remitirlo a uno de los centros privados asociados con el Servicio.

3. Remitirlo a alguno de los centros públicos de la Comunidad de Madrid.

La elección del centro de derivación privado se realiza atendiendo tanto a las características del cliente como del centro, optando por uno de los que se incluyen en nuestra red de centros colaboradores, seleccionados entre los mejores de Madrid y que ofrecen una serie de ventajas a nuestros usuarios.

Estos programas aplicados utilizan técnicas de modificación de conducta de probada eficacia; paralelamente se están llevando a cabo otros programas en fase experimental, que complementan la vertiente investigadora del Servicio. En la actualidad estos programas son dos:

Entrenamiento del control de la diabetes: dirigido a clarificar el papel que desempeñan el ejercicio físico y la modificación de la dicta en el control de la enfermedad, con el objetivo final de aumentar la calidad de vida de este tipo de enfermos.

Intervención sobre trastornos alérgicos y/o asmáticos: programa de investigación para atenuar las crisis alérgicas y/o asmáticas en personas que padecen problemas de estas características ante polen, polvo, etc.

Además de la vertiente asistencias e investigadora, el Servicio de Psicología Aplicada desempeña, como hemos venido señalando, un papel fundamental en la formación práctica de los alumnos de la Facultad, en especial de los de 5º curso de carrera, quienes finalizan las clases teóricas al término del segundo trimestre. A partir de este momento y hasta la clausura oficial del curso académico, la Facultad ofrece la posibilidad de realizar prácticas en diversos centros de la Comunidad de Madrid, entre ellos, el Servicio de Psicología Aplicada. El desarrollo de las prácticas en este punto difiere según el programa elegido por los alumnos, si bien existe un esquema de funcionamiento similar que subyace a todos ellos. En un primer momento, los alumnos observan a través del espejo unidireccional, o en la misma sala de tratamiento cómo los tutores llevan los grupos de tratamiento, realizando alguna tarea de apoyo (de evaluación o similar). Al Final de cada sesión, se reúnen tutor y alumnos para comentar y analizar cada una de éstas; se trata de hacer, en definitiva, una sesión clínica. Después de un tiempo, .en que el tutor considere que ya están preparados, son los propios alumnos los que atienden directamente a los clientes en su programa concreto, siempre observados por su tutor y con la sesión clínica correspondiente al finalizar cada sesión de tratamiento.

En los casi cuatro años transcurridos desde que el S.P.A comenzó a funcionar, se han ido incrementando y diversificando las actividades realizadas en el seno del mismo y se han hecho realidad muchos d los proyectos iniciados en los primeros momentos.

Respecto al plano docente, cada año es mayor y más variado el número de plazas que se ofertan a los alumnos de 5º curso de Psicología para que puedan realizar las prácticas correspondientes al último trimestre del curso. En el curso 1992/93, el numero de alumnos en prácticas en nuestro Servicio fue de 35. Las investigaciones iniciadas en el seno del Servicio han supuesto la apertura de nuevos campos en nuestra Facultad, tales como la intervención sobre trastornos alérgicos y/o asmáticos o el entrenamiento en el control de la diabetes.

Fruto del marco de investigación generado en el S.PA., se han realizado, hasta el momento, tres tesis doctorales, más de una decena de publicaciones y en torno a las treinta Comunicaciones a Congresos, varios de ellos internacionales.

También la cooperación con otras entidades ha experimentado un gran crecimiento; desde el año 1992 hasta la actualidad, han sido múltiples los convenios establecidos: con el Ayuntamiento de Tres Cantos (cursos 92-93 y 93-94) y con el Colegio San Fernando (curso 92-93) para la implantación de programas de habilidades sociales, técnicas de estudio, ansiedad ante los exámenes y consultoría general en sus respectivas poblaciones. Durante el año 1993 se desarrolló un acuerdo de cooperación con el Ayuntamiento de Alcalá de Henares para la rehabilitación y prevención de recaídas de personas toxicómanas que estaban recibiendo tratamiento en los centros de salud mental de dicho ayuntamiento. La propia Universidad Autónoma ha contratado los servicios del S.P.A. para participar en el proyecto, auspiciado y promovido por el Consejo de Universidades, de evaluación de la calidad institucional de esta entidad así como para colaborar en los procesos de selección del personal de administración y servicios de la U.A.M.. En la actualidad, empresas como Conservera Campofrío S.A. u organismos como el INEM han formalizado convenios con el S.P.A. para el desarrollo de diversas actividades de evaluación, formación de personal y solución de problemas relativos al campo de la Psicología.

Por último, la oferta de asistencia psicológica a los integrantes de nuestro campus ha ido, poco a poco, incrementándose y así en la actualidad los tres programas pioneros se han visto acompañados por otros que suman en la actualidad nuestra oferta de 11 programas. Todo ello ha desembocado en una asistencia constante, año a año, que por ejemplo, en el curso académico 1992-93 fue de 316 casos atendidos en cualquiera de nuestros programas.

Los resultados del curso actual, si bien aún no son definitivos, reflejan un incremento generalizado tanto en la cantidad de personas que están demandando asistencia como de alumnos en prácticas en los diversos programas.

Ya se ha indicado con anterioridad que este tipo de experiencias está surgiendo en el contexto de nuestras universidades. Es, por tanto, tarea de todos los implicados en él la búsqueda de líneas de actuación futura que consolide los desarrollos de estos servicios. Con respecto a esto, nos permitiremos lanzar algunas ideas que quizá puedan servir de punto de apoyo para tales desarrollos.

Consideramos, en primer lugar, como objetivo prioritario el logro de un aumento de la integración de estas unidades o servicios en sus respectivas Universidades. La única manera de conseguir esto pasa por la mejora continua de nuestra actuación docente e investigadora. Bien es cierto que, en líneas generales, tal mejora se producirá si también aumenta la calidad y cantidad de la oferta asistencias al ir los tres objetivos en estrecha relación. Planteado en términos estrictos si no hay demanda asistencial no habría posibilidad de ofrecer docencia ni de obtener datos útiles para el desarrollo de investigaciones. Esto pasa por mostrarnos especialmente sensibles a la demanda de nuestros potenciales usuarios. Tal sensibilidad entraña la creación de mecanismos continuos de análisis de las necesidades de esta población.

En segundo lugar, y muy relacionado con lo anterior, es necesario abrir los servicios hacia el exterior en la búsqueda de ayudas de financiación que den viabilidad a programas de investigación, que desemboquen en el aumento de la oferta de nuevos programas asistenciales. Dicho en otras palabras, no podemos permitirnos el lujo de ofrecer intervenciones que no estén lo suficientemente consolidadas y probadas pero tampoco podemos experimentar con aquellas personas que solicitan un servicio. Es, por tanto, necesaria la potenciación de la investigación vía la búsqueda de recursos externos al propio servicio. Nos estamos refiriendo, en definitiva, a una especie de laboratorio o fábrica de programas donde se pueda disponer de la suficiente tranquilidad (sin agobios temporales y económicos) para probar todos los posibles efectos de un programa antes de ofertarlo públicamente. En ese sentido, la actuación de unos programas ayudaría al desarrollo de otros posteriores y, por tanto, potenciar un sistema donde los programas consolidados generen los recursos para consolidar otros programas que, a su vez, en un futuro próximo contribuyan a la generación de nuevos programas y así sucesivamente.

Por último, es imprescindible la vinculación de todos los integrantes, en nuestro caso, de la Facultad de Psicología en la búsqueda de la ampliación de la oferta docente a nuestros estudiantes y en el desarrollo de programas prácticos más completos y que redunden en un objetivo común a todos los que somos parte de la comunidad universitaria, formar a profesionales con el mayor grado de capacitación y, por tanto, más útiles para nuestra sociedad.