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Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.

PSYCHOLOGIST PAPERS
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Dissemination: January 2024
  • Frequency: January - May - September
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electronic: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1991. Vol. (51).




EL PROBLEMA DE LAS INTERVENCIONES TÉCNICAS EN SALUD LABORAL EN EL COMPLEJO CAMPO DE LAS INTERRELACIONES DE LAS ORGANIZACIONES

E. Acosta y B. Olabarría.

Médico especialista en Med. Trabajo y Psicólogo clínico.

1. Introducción

1«despegue» de la Salud Laboral en nuestro país se inserta en un contexto histórico signado por la reconversión industrial marcada a su vez por aspectos tecnológicos, económicos, políticos y sociales.

Podríamos decir que globalmente éstos son los determinantes histórico-sociales de las condiciones de trabajo y la Salud Laboral en España, algunos de los cuales mencionamos a continuación.

Desde tecnologías muchas veces obsoletas, una economía escasamente competitiva, un régimen político autoritario y una sociedad no participativa se evoluciona hacía nuevas tecnologías, una economía más competitiva y una sociedad democrática donde la participación se hace no sólo posible, sino necesaria.

Este proceso de transformación tiene una referente que lo dimensiona y mide en cuanto aporta parámetros expuestos cuantitativos y procesuales, y al mismo tiempo lo condiciona con determinados ritmos: el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea y el gradual proceso de incorporación a la misma. La incorporación de España a la CEE es un verdadero «marcador de contexto» de la Salud Laboral en nuestro país. Como dice Bateson (1572) al referirse a la Teoría de los Tipos Lógicos: «marcadores de contexto son señales cuya función principal es clasificar los contextos». Este marcador de contexto clasifica a España como un país perteneciente a un macrogrupo de países que a nivel internacional constituye un elemento referente y predominante al menos a nivel cultural, social económico y político. Ello conlleva el establecimiento de nuevas fronteras y la necesidad de nuevas normativas, concepciones y usos en distintos ámbitos, entre los que se incluye la Salud Laboral.

Este proceso supone no solamente la incorporación pasiva de España a la CEE, sino también su particular contribución al establecimiento de un nivel de complejidad organizativa superior.

Concretamente en relación a la Salud Laboral, la CEE estableció en el año 1989 durante la presidencia española una Directiva (2) que establece disposiciones para elevar el nivel de protección de los trabajadores y promover la salud en el medio laboral. Para ello los países miembros se comprometen a promover las mejoras de las condiciones existentes en este ámbito y se fijan como objetivo una armonización en el proceso.

Querríamos destacar algunos puntos que establece esta Directiva: «Los Estados miembros pondrán en vigor las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas necesarias para el cumplimiento de lo dispuesto en la presente Directiva a más tardar el 31 de diciembre de 1992», «la presente Directiva se aplicará a todos los sectores de la actividad pública o privadas (actividades industriales, agrícolas, comerciales, administrativas, de servicios, educativas, culturales, de ocio, etc.»).

2. Evolución de las concepciones

Tradicionalmente la Higiene Industrial se ocupaba de los aspectos manifiestos que producían daño (enfermedades profesionales, accidentes de trabajo), proponiendo medidas reparadoras sin atender a las causas profundas que las determinan. Se analizaba el presente como si de un relevamiento fotográfico se tratase realizándose un análisis parcializado de cada uno de los riesgos profesionales y se buscaba la relación de la causa-efecto entre riesgo y daño de manera unívoca y monocausal. Bajo la influencia del positivismo del siglo XIX se pensaba que identificando los diferentes factores de riesgo se podría incidir sobre ellos y eliminarlos. No podemos dejar de reconocer significativos en relación a factores físicos y biológicos que afectan a los trabajadores y que los medios técnicos que muchas veces se propusieron, contribuyeron a prevenir enfermedades y accidentes laborales.

Este enfoque tradicional olvidó lo que señala J. Neffa: que «todos los factores de riesgo tienen como principal fuente y determinante el proceso de trabajo, ellos actúan conjuntamente sobre todas las dimensiones de los trabajadores quienes tienen capacidad de adaptarse y resistir ante la agresión de los riesgos funcionando de manera sistémica, lo cual da como resultado un proceso con sucesivos y diferentes estados o situaciones de salud, entendida ésta en sus dimensiones biológica, psíquica y social».

Además y por otra parte, en los últimos años se empezó a percibir que la aplicación de medidas técnicas en la prevención de los diferentes riesgos no era un problema que quedara limitado a la «técnica» y que la investigación de riesgos de manera aislada para proponer medidas de control, muchas veces no sólo fracasa, sino que en ocasiones incluso provoca el efecto contrario al deseado. (Por ejemplo: el establecimiento de pluses económicos de peligrosidad dificulta a veces la consecución de mejoras salubristas en las condiciones de trabajo).

La cuadratura del círculo en este modelo viene dado por la presencia de controles sanitarios individuales y periódicos a los trabajadores. Con ello quedan escindidos dos aspectos esencialmente relacionados:

1. «Causas» de las enfermedades y accidentes que quedan bajo el dominio de los aportes de la tecnología, para la obtención de mejoras.

2. Los efectos, las enfermedades y accidentes laborales, que han de quedar bajo el dominio de intervenciones sanitarias individuales a través de los reconocimientos médicos.

El conocimiento de las deficiencias que esta escisión generaba, provocó la aparición de un tercer elemento como nexo: la información a los trabajadores acerca de cuáles eran las medidas de protección individual que podían utilizar para evitar el daño colectivo. (En este sentido, destacaremos la reciente Ley Federal de los EE. UU. denominada «Derecho a Saber»). La concepción relativa a la importancia de informar al trabajador se basaba primordialmente en la Teoría del Factor Humano, que pone el acento en las actuaciones negligentes, desinformadas o irresponsables como causa de los accidentes y enfermedades profesionales.

Pero de esta manera, el trabajador queda finalmente concebido como un sujeto pasivo sin posibilidad de incidencia en los procesos de trabajo en los que participa (al menos en lo que al cuidado de su salud se refiere). Se trata de un modelo «paternalista» que define a los sujetos como no responsables del cuidado de su salud en términos procesuales y colectivos, mientras que individualmente los define como únicos o principales responsables de los «fallos» (efectos no deseados) que originan la enfermedad o el accidente durante la actividad laboral.

3. Caracterización del modelo en España

La situación actual en España en cuanto a la Salud Laboral indica que se trata de un campo aún marginal, regido por la Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo, aprobada por orden del 9/3/71 y que derogó el Reglamento General de Seguridad e Higiene en el Trabajo de 1940.

Si bien a lo largo de estos años se produjeron interesantes experiencias técnico-profesionales, el marco normativo organiza un modelo de prestaciones caracterizado por:

1. Una concepción fatalista de que el trabajo y el riesgo son indisociables, lo que queda subrayado por la eclosión de pluses de peligrosidad frente a las medidas de seguridad.

2. Abordar únicamente los aspectos visibles con incidencia directa e inmediatista en la reparación de la salud de los trabajadores.

3. Las intervenciones de los distintos técnicos y profesionales (arquitectos, ingenieros, químicos, médicos, psicólogos, etc.), muchas veces rigurosas en sí mismas, resultan incompletas en cuanto no se articulan entre sí con una perspectiva de equipo interdisciplinario.

4. El modelo preponderante de intervención es un modelo inmediatista que «olvida» los determinantes habitualmente ocultos en los que cabalga y se sitúa el problema. Dicho de otra manera aísla el problema del contexto en el que se produce, donde tiene su referente y donde tiene efectos.

5. Se trata también de un modelo de corte asistencialista y reparador que -y sólo en ocasiones- considera lo preventivo como actividades puntales, colaterales y secundarias, no inserto en una estrategia global de intervención en que lo asistencias y lo preventivo son dos caras de una misma moneda.

6. Los trabajadores aparecen como sujetos pasivos receptores de intervenciones profesionales, sin ser considerados como sujetos protagonistas activos de su salud en su medio laboral.

Para terminar este apartado, veamos en resumen cuáles son los elementos más característicos del proceso (concepción e instrumentación) de la Salud laboral actualmente en España:

1. La asistencia médica individualizada al trabajador enfermo o accidentado.

2. La prevención de los riesgos de accidentes y los riesgos de enfermedades, a través de innovaciones tecnológicas de carácter colectivo e individual.

3. Los reconocimientos médicos preventivos con carácter generalizado.

4. Las aportaciones de la Psicología referidas primordialmente a la importancia de la conducta humana en la salud y enfermedades laborales.

5. Planteamiento formal de la importancia de la participación de los trabajadores en la gestión de la Salud Laboral pocas veces desarrollado en la práctica.

4. Los contextos relacionases como condicionantes de las intervenciones en Salud Laboral

Nuestra hipótesis global es que la eficacia de las anteriores visiones parciales, pero todas ellas necesarias, está condicionada por un aspecto que pertenece a un nivel lógico superior: los contextos relacionases en que se inscriben las actuaciones técnicas y en los que cada trabajador y grupo cuentan con una actividad estratégica puesta, en juego en el sistema del que a su vez forman parte.

El marco de la Salud Laboral incluye aspectos tecnológicos, aspectos relacionases y de conducta, aspectos sanitarios, y otros que obligan a un referente interdisciplinario. Por otra parte, las condiciones de trabajo son una resultante de los aspectos tecnológicos, de las interacciones de las personas entre sí y con los instrumentos y materiales que manipulan y las interacciones de los distintos grupos humanos que configurando organizaciones también interactúan entre sí.

Ello permite concebir la existencia de culturas y saberes colectivos, casi nunca formalizados, que juegan un decisivo papel en el orden estratégico del juego de relaciones de una organización laboral dada (tanto a nivel individual como grupal). La no consideración de este elemento hace que en muchas ocasiones las medidas e intervenciones propuestas (medidas de seguridad, charlas informativas, etc.), correctas «técnicamente» caigan en una total o parcial ineficacia. Es decir, los contextos relacionases dan significado y dotan o no de la cualidad de eficacia a las medidas y/o intervenciones salubristas de distintos tipos (medidas de seguridad, higiene, educación para la salud, medidas sanitarias, etc.), en el campo de la Salud Laboral. Es precisamente en el contexto que se produce en la intersección entre el trabajador y los diferentes subsistemas que componen la empresa donde aparecen los riesgos (eventualmente los daños) y los mecanismos de salud. En esta intersección también inciden aspectos de la historia del propio individuo, de la organización y aspectos que tienen que ver con el trabajador fuera de la misma.

Para poder tener en cuenta esta complejidad y a la vez el factor tiempo, ya que estamos hablando no de sistemas estáticos, sino dinámicos y cambiantes, recurrimos al concepto de «contexto»: «el concepto de contexto hace referencia a las relaciones organizadas entre sistemas y subsistemas. Es decir, al hablar de contexto hacemos referencia a espacio, entrecruzamiento de sistemas, entrecruzamiento relacional, al tiempo (Olabarría, 1988).

Para nosotros es, entonces, en un contexto determinado donde se producen los riesgos y eventualmente los años en la salud de los trabajadores y es este contexto el que da significado a estas señales que no cobran pleno sentido «hasta que no se ubiquen y sean observadas en el interior del conjunto de situaciones, de relaciones, de acciones y reacciones que constituyen su matriz» (Selvini, 1981).

Las condiciones de trabajo no pueden ni explicarse ni estudiarse de manera aislada. Es necesario partir de una «concepción holística» (Morín, 1986) que explique los «efectos sinérgicos» de los riesgos que pueden llevarlos a su potenciación o disminución. Es precisa una concepción interdisciplinaria. Pero el enfoque interdisciplinario debería ir más allá de la suma de los diferentes conocimientos de cada profesión y disciplina científica para acercarse «a una manera de pensar, a un estilo operacional» (Selvini, 1981). Ello supone poner el acento no sólo en el contenido de cada una de las intervenciones técnicas, sino -y sobre todo- en el análisis y valoración de las intersecciones. Como dice Ackerman y colaboradores «concentrar la atención precisamente en las intersecciones y los procesos de comunicación del (sistema)... (Comenzar) con un análisis de la estructura del campo utilizando las propiedades estructurales y operacionales comunes de los sistemas y subsistemas dentro de ellos. Y al rastrear las comunicaciones dentro de los sistemas y entre ellos.... aclarar la estructura, las fuentes, las vías, los lugares de almacenamiento y las funciones integradoras de los mensajes, además de su contenidos.

La misma selección de los datos dentro de la infinita variedad disponible dependerá de la estructura conceptual utilizada y, por tanto, de la propia estrategia -consciente o no- utilizada por el equipo, los que determina el «recorte» del campo realizado.

La ventaja de este enfoque es que no sólo nos permite un modo de pensar, sino también, y coherente con ello, un estilo operacional donde somos conscientes de que las intervenciones son «inputs» que entran en el juego de las transacciones en curso dentro de la organización o institución de que se trate. Pero debemos señalar también que desde nuestra formación como profesionales dentro de los límites acotados de nuestras disciplinas y técnicas nos cuesta entender que un enfoque holístico es algo más que incluir dentro de nuestro bagaje conceptos tomados de otras disciplinas. Por ello y operacionalmente las maneras concretas y los criterios para el establecimiento de las interconexiones entre las distintas profesiones y los distintos servicios de prestaciones de un equipo de Salud Laboral pueden favorecer u obstaculizar una comprensión holística y una intervención interdisciplinaria en las prestaciones.

5. Buscando intervenciones eficaces en Salud Laboral

De lo anterior resulta central la idea de que las distintas intervenciones técnicas de los diferentes profesionales de un equipo interdisciplinario de Salud Laboral se dirigen a un macrosistema humano como es una organización (empresa o ámbito de trabajo) que tiene en curso diferentes juegos relacionases tanto internamente como con el exterior. Será en relación a estos juegos relacionales en curso, que nuestras intervenciones cobren o no significado en términos de cambio salubrista. Dicho de otra manera, el desconocimiento de que nuestras intervenciones se incluyen en juegos relacionases en curso en una organización dada, puede hacer que éstas resulten ineficaces o incluso llevar a obtener efectos contrarios a los deseados.

A partir de aquí formulamos la siguiente hipótesis específica: las demandas que se realizan a un equipo de Salud Laboral constituyen un elemento último de carácter relacionar de la institución en la que se producen. Por tanto, y en términos de Crozier, constituyen una jugada relacionar de la misma. Decimos que se trata de un elemento último porque toda demanda promueve una vía de entrada de otra organización. En este sentido establece una propuesta de relación. Además toda demanda constituye una condensación de elementos en dos niveles lógicos distintos:

1. De contenidos (el problema planteado referido a la Salud Laboral).

2. De relaciones: Porque inscribiéndose en un juego de relaciones propio, intenta la implicación de una organización ajena, para su resolución.

El carácter de esta jugada relacionar, y el juego en que se inscribe ha de ser conocido a fin de ajustar en relación a ellos la intervención. Y esto para establecer una estrategia de intervención válida y eficaz.

De lo anterior se deduce una propuesta metodológica que se refiere a la necesidad de establecer análisis y evaluaciones contextuales al menos de los siguientes órdenes:

1. Del juego de la organización en que se inscribe la demanda.

2. De la propuesta relacionar que hace al dirigirse a otra organización del exterior (el servicio de Salud Laboral).

Es importante dejar establecidos pasos metodológicos para la recogida de informaciones contextuales. Estamos trabajando en el diseño de los mismos, fijando variables informativas y relacionases para constituir un protocolo sistematizado. Ello permitiría visualizar diferencias en los juegos relacionases de cualquier organización.

Es preciso señalar que la recogida de informaciones contextuales no resulta neutra.

Es notorio y obvio que la recogida de información por parte del equipo de Salud Laboral y/o los técnicos intervinientes aporta a su vez información para los demandantes y su organización acerca del abanico de modalidades relacionases que el equipo de Salud propone, así como de la estrategia de conocimiento que inicia al analizar la demanda.

Desde esta concepción observamos que la recogida de información constituye el primer paso de la intervención. De todo ello hablaremos en la 2ª parte del presente trabajo.

El reto está en buscar procedimientos útiles para establecer relaciones funcionales del equipo de Salud Laboral con la organización de que se trate en base a la demanda, a fin de favorecer una participación consciente de los trabajadores en la mejora de su calidad de vida laboral.

BIBLIOGRAFIA

Ackerman y col: Grupoterapia de la familia.

Arsenault A.; Dolan, S.: Le stress au travail et ses effets sur loorganisation. IRSST. Québec, 1983.

Bateson, G. 1972 Pasos hacia una ecología de la mente. Ed. Carlos Cohlé. Buenos Aires.

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Morin, Edgard; El método: La naturaleza de la naturaleza. Ed. Cátedra. Madrid, 1986.

Graz Ríos, Mario. La política de la Comunidad Europea relativa a la seguridad y salud de los trabajadores y sus consecuencias en la integración de España. Rev. Salud y Trabajo, nº 62-63, julio-oct. 1987.

Neffa, J. C.: ¿Qué son las condiciones y medio ambiente de trabajo? Editorial Humanitas. Buenos Aires, 1988.

Olabarría Bogoña: El contexto de riesgo en la clínica. En Gravedad psíquica en la infancia. Ed. M. Sanidad y Consumo. Madrid, 1988.

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Selvini Mara: Contexto y metacontexto. Rev. «Therapie Familiale». Vol. II. Ginebra, 1981.

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