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PSYCHOLOGIST PAPERS
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Dissemination: January 2024
  • Frequency: January - May - September
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electronic: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1991. Vol. (48).




EFECTOS PSICOLÓGICOS DE LA ESTANCIA EN PRISIÓN

ELENA PEREZ FERNÁNDEZ Y SANTIAGO REDONDO ILLESCAS

Dirección General de Servicios Penitenciarios. Centro de Estudios Jurídicos.Respectivamente

En el marco de la investigación carcelaria tiene ya cierta tradición el estudio de los efectos psicológicos que la prisión produce en los sujetos encarcelados. Clemmer (1940) fue el primero que se refirió, con este significado, al efecto prisionización. A partir de investigaciones mayoritariamente realizadas en prisiones norteamericanas, la prisionización ha sido concebida en términos de la asimilación por los internos de hábitos, usos, costumbres, y cultura de la prisión, así como una disminución general del repertorio de conducta de los mismos, por efecto de su estancia prolongada en el centro penitenciario (Clemmer, 1940; Pinatel, 1969; Goffman, 1979). Estos efectos tendrían lugar tanto durante el período del encarcelamiento de los sujetos como en su posterior vida en libertad.

Los efectos psicológicos de la prisión

En el marco de la investigación carcelaria tiene ya cierta tradición el estudio de los efectos psicológicos que la prisión produce en los sujetos encarcelados. Clemmer (1940) fue el primero que se refirió, con este significado, al efecto prisionización. A partir de investigaciones mayoritariamente realizadas en prisiones norteamericanas, la prisionización ha sido concebida en términos de la asimilación por los internos de hábitos, usos, costumbres, y cultura de la prisión, así como una disminución general del repertorio de conducta de los mismos, por efecto de su estancia prolongada en el centro penitenciario (Clemmer, 1940; Pinatel, 1969; Goffman, 1979). Estos efectos tendrían lugar tanto durante el período del encarcelamiento de los sujetos como en su posterior vida en libertad.

Algunos investigadores entre ellos Clemmer (1940), han argumentado la existencia de una relación lineal y ascendiente entre la duración del internamiento carcelario y el proceso de prisionización. Otros autores han aducido una relación en forma de U invertida, de modo que el mayor grado de prisionización se alcanzaría hacia la mitad del tiempo de encarcelamiento (Reidl, 1979).

Entre los efectos más destacables de la prisionización se encontrarían los siguientes:

- Un aumento del grado de dependencia de los sujetos encarcelados, debido al amplio control conductual a que se ven sometidos. La mayoría de las decisiones que afectan a su vida diaria le son impuestas, escapando a su propio control. Si evaluamos la «localización del control» (que puede ser interna o externa), consiguientemente, se produciría en ellos un desplazamiento de éste hacia el polo «externalista». Esto es, atribuirían la causación de su propio comportamiento a factores externos, fuera de ellos mismos (Rotter, 1966).

- Devaluación de la propia imagen y disminución de la autoestima, concebidas como la valoración que el individuo realiza y mantiene respecto de si mismo (Coopersmith, 1959). En términos generales, se ha sugerido que el «sistema social informal» de la prisión influenciaría negativamente la autoestima y la autopercepción de los sujetos (Smith y Hogan, 1973).

- Aumento de los niveles de dogmatismo y autoritarismo de los presos que se traduciría en su mayor adhesión a valores carcelarios (Baron, 1968).

- Por último, algunos autores señalan que en el proceso de prisionización también se produciría un aumento en el nivel de ansiedad de los encarcelados (Sykes, 1958).

Según hemos visto, los precedentes factores, que han sido consignados como integrantes del concepto prisionización, son el resultado de investigaciones la mayoría de las cuales fueron realizadas en prisiones norteamericanas, entre cuyas características se encontraría la presencia de elementos de gran rigidez y deprivación de los internos, como, por ejemplo, el uso de uniforme y numeración (Hood y Sparks, 1970; García y Sancha, 1985). Por otra parte, desde una perspectiva metodológica, muchos de los estudios que sirvieron de base a las conclusiones sobre prisionización tienen alguna de las siguientes carencias importantes: muchos no tomaron medidas sobre el nivel que los sujetos tenían en este tipo de variables («locus de control», «autoestima», etc.), con anterioridad a su entrada en prisión, limitándose a efectuar una sola evaluación transversal, que, en el mejor de los casos, comparan con poblaciones no carcelarias como la tipología y gravedad de los delitos cometidos por los sujetos, la duración de las condenas, sus carreras delictivas, o los contextos exteriores de los que provenían (Clemmer, 1940).

El primer objetivo del presente trabajo fue indagar a los factores descritos como «prisionización» en la literatura correccional anglosajona podían ser confirmados en sujetos españoles, encarcelados en condiciones calificables de menor rigidez y privación que aquellas en que tales factores fueron originariamente detectados. En concreto en sujetos internos en la prisión de Ocaña II. También nos propusimos tomar en consideración la historia delictiva previa de los sujetos (carrera delictiva), y evaluar su influjo sobre los resultados que obtuviéramos en la medición de los factores de prisionización.

Efectos de la prisión sobre la conducta posterior de los encarcelados

Los estudios que ponen en relación la estancia en prisión de los sujetos con su conducta posterior se han circunscrito al análisis de la variable reincidencia. En las investigaciones pioneras de los años cuarenta y cincuenta se sugería una relación directamente proporcional entre prisionización y tendencia a la reincidencia.

Más recientemente, se ha puesto en duda esta relación simple. Una de las perspectivas al respecto sugiere que el proceso de criminalización sólo guarda una relación accidental con la estancia en prisión. Por ello, la ulterior reincidencia de los sujetos vendría más bien asociada con características personales y conductuales de los mismos, o con las del ambiente a que éstos retornan (Pinatel, 1969).

Otros autores aducen, con base en el modelo de Aprendizaje Social, que no necesariamente el contacto continuado con modelos criminales -que tendría lugar en prisión- ha de llevar a una mayor criminalización de los sujetos que lo experimentan, habiéndose encontrado que -dependiendo de las características de modelos, observadores, e interacción entre ambos- este proceso puede funcionar en dirección inversa (Feldman, 1980). Además, deberían considerarse los efectos beneficiosos que sobre la disminución de la reincidencia pueden tener las experiencias de los sujetos en el seguimiento de programas de rehabilitación dentro de las propias prisiones, y otros factores penitenciarios como el empleo del tiempo libre, el número de sanciones disciplinarias aplicadas, etc.

Por ello, nuestro segundo objetivo fue estudiar la relación existente entre tiempo pasado en prisión y reincidencia posterior. Nuestra hipótesis en este punto era que la variable estancia en prisión de los sujetos tendría una incidencia menor sobre la reincidencia que otras variables personales, como la personalidad, la conducta penitenciaria y la intensidad de la carrera delictiva.

Definición de variables

Para llevar a cabo este estudio se definieron las siguientes variables:

1. Tiempo continuado en prisión de los sujetos, desde su último ingreso. La muestra se distribuyó en los siguientes cuatro intervalos: (1.1) permanencia de menos de 1 año; (1.2) permanencia de 1 a 2 años: (1.3) permanencia de 2 a 3 años; y (1.4) permanencia de 3 a 4 años.

2. Intensidad de la Carrera Delictiva: valorada en base a la constatación legal (realizada por el tribunal en el Testimonio de Sentencia) de que los sujetos hubieran o no cometido delitos semejantes con anterioridad a la condena que cumplían. Se establecieron dos condiciones en esta variable (2.1) primariedad y (2.2) reincidencia jurídica.

3. Conducta Penitenciaria: valorada exclusivamente por la constancia en el expediente del sujeto de «faltas disciplinarias graves o muy graves», cometidas durante el internamiento evaluado. Se consignaron las dos siguientes condiciones: (3.1) ausencia de faltas disciplinarias graves o muy graves; y (3.2) existencia de las mismas.

4. Variables de Personalidad. Se evaluaron las siguientes: (4.1) «localización del control», definido como la expectativa generalizada de los sujetos respecto de la efectividad o no de su propia conducta para alterar el curso de los acontecimientos de su vida, medida mediante la Escala de Rotter (Rotter, 1966); (4.2) «autoestima», entendida como la valoración del sujeto de sus propios valores, adecuación y competencia, evaluadas a través de la Escala de Coopersmith (Coopersmith, 1959); (4.3) «autoritarismo», conceptualizado como un alto nivel de extrapunitividad, dogmatismo, intolerancia a la ambigüedad, y actitudes de dominio, medidos mediante de la Escala F de Adorno (adaptación española de Pinillos, 1963); y (4.4) «nivel de ajuste», considerado como la expectativa sobre las propias posibilidades para responder a las urgencias de la vida, evaluadas a través la Escala 16PF de J.M. Cattell.

5. Reincidencia: definida por el indicador «reingreso en prisión pro nuevas causas penales» (ya fueran preventivas o condenadas), después de haber cumplido una pena privativa de libertad. Se establecieron dos condiciones para esta variable (5.1) no reincidencia posterior; y (5.2) reincidencia posterior.

Método

El Centro Penitenciario

La prisión en que se encontraban los sujetos evaluados era la de Ocaña-II. Es un centro destinado al cumplimiento de penas (centro de penados), para sujetos varones de entre 21 y 25 años. Cuando se llevó a cabo la primera recogida de información, el centro sólo llevaba un año en funcionamiento, encontrándose óptimamente dotado de instalaciones educativas, formativas, recreativas y deportivas diversas. El régimen de vida del mismo podría calificarse como «flexible», atendiendo a las siguientes características: no acogía a presos peligrosos, la mayoría de los internos disfrutaban de permisos de salida de 6 días de duración, con una periodicidad aproximada de dos meses; y existía un programa que articulaba diversas actividades de evaluación inicial, seguimiento y asesoramiento de los internos.

La muestra

En principio, se seleccionó al azar una muestra de 150 sujetos del centro, de la que finalmente se excluyeron todos aquellos internos que no llevaban en prisión continuada un período mínimo de 4 meses, y los que iban a ser trasladados a otra prisión. Por lo que la muestra final quedó integrada por 108 sujetos varones, de entre 21 y 25 años, condenados a una pena de privación de libertad. El 95 por 100 de los mismos habían cometido algún delito contra la propiedad. El 85 por 100 eran solteros. Un 35 por 100 habían obtenido el Graduado Escolar, y sólo un 8 por 100 habían recibido Formación Profesional. El 90 por 100 habían sido condenados a penas cuyo tiempo de cumplimiento efectivo oscilaba entre 4 a 6 años.

Fuentes de información

Para obtener información sobre las variables referidas se utilizaron las siguientes fuentes; (1) expedientes personales de los internos, para averiguar el tiempo de permanencia en prisión, la primariedad o reincidencia previas y la conducta penitenciaria; (2) entrevistas personales semidirigidas, para obtener información descriptiva sobre la muestra; (3) aplicación de las pruebas psicológicas anteriormente mencionadas; por último, (4) para la medición de la variable reingreso en prisión se consultó el programa informático de prisiones (Sigma-60).

Condiciones de evaluación

En función de la evaluación cruzada de todos los sujetos de la muestra en las variables (1) tiempo continuado en prisión, (2) intensidad de la Carrera Delictiva y (3) Conducta penitenciaria, quedaron distribuidos en los siguientes grupos o condiciones de evaluación (véase Tabla 1).

Tabla 1. Distribución de los sujetos de la muestra en las 16 condiciones de evaluación configuradas por los valores obtenidos en las variables (1) tiempo continuado en prisión, (2) intensidad de la Carrera Delictiva y (3) Conducta Penitenciaria.

Variables

PRIMARIOS

REINCIDENTES

Número total de sujetos

 

sin faltas

con faltas

sin faltas

con faltas

 

Permanencia en prisión
1 AÑO

Permanencia en prisión
2 AÑOS

Permanencia en prisión
3 AÑOS

Permanencia en prisión
4 AÑOS

Número total de sujetos

10

 

11

 

14

 

14

 

49

6

 

7

 

10

 

2

 

25

3

 

6

 

8

 

5

 

22

3

 

4

 

4

 

1

 

12

22

 

28

 

36

 

22

 

108

Resultados

Relaciones entre variables dentro de la prisión

Para conocer la relación existente entre los diversos valores de las variables estudiadas se efectuó un análisis multivariable de la varianza. Este nos permitió analizar en primer término, las correspondencias existentes entre (1) tiempo continuado en prisión y (4) variables de personalidad. En segundo, la relación entre (2) intensidad de la carrera delictiva y (4) variables de personalidad. Finalmente, estudiamos también las posibles relaciones existentes entre las variables (1) tiempo continuado en prisión y (2) intensidad de la carrera delictiva, consideradas conjuntamente, y (3) las variables de personalidad. En la tabla 2 se ofrecen los resultados obtenidos.

Tabla 2. Valores de «F» obtenidos entre las variables (1) tiempo continuado en prisión y (2) intensidad de la carrera delictiva, consideradas tanto separada como conjuntamente, y (3) variables de personalidad (niveles de significación: ** = 0.05 / * = 0.10).

Variables

 

Localización

del control

Autoestima

Autoritarismo

Ajuste

ansiedad

Conjunto de

Variables de

personalidad

Tiempo de permanencia en prisión

.449

2.380*

.973

1.168

1.437

Intensidad de la carrera delictiva

3.864**

.577

.237

.743

1.019

Ambas variables

2.085*

1.383

.462

592

1.078

Si consideramos el conjunto de las variables de personalidad estudiadas (que darían cuenta de buena parte del constructo «prisionización», nuestro análisis no evidenció una relación significativa entre esta globalidad de variables y (1) el tiempo pasado en prisión por los sujetos y (2) la intensidad de la carrera delictiva previa de los mismos, tanto tomadas individualmente como en combinación.

Aunque se mostró, eso sí, una relación significativa entre (2) la intensidad de la carrera delictiva previa de los sujetos y la variable de personalidad (4.1) «localización del control» (al nivel de confianza del 0.05). El valor del coeficiente de correlación de Pearson (r = -.062) entre ambas variables sugiere que los setos son un «mayor número de ingresos previos en prisión» se sitúan en el polo «más externo» de la localización del control. Asimismo, se detectaron relaciones (no significativas) entre la variable (1) tiempo pasado en prisión y la variable de personalidad (4.2) nivel de «autoestima», pro un lado; y las variables (1) tiempo pasado en prisión y (2) intensidad de la carrera delictiva, combinadas con la variable de personalidad (4.1) «localización del control».

Relaciones con la variable reincidencia

Tras las mediciones anteriormente señaladas, se efectuó un seguimiento de la reincidencia de los sujetos de entre un mínimo de tres y un máximo de cinco años. Tras este período, 51 sujetos de la muestra no habían reincidido (= reingresado en prisión por nuevos delitos), mientras que 57 si lo habían hecho.

Se llevó a cabo un análisis de varianza para estudiar la relación existente entre la variable (5) reincidencia posterior de los sujetos y las variables (1) tiempo pasado en prisión, (2) intensidad de la carrera delictiva previa y (3) variables de personalidad. En la Tabla 3 se presentan los principales resultados obtenidos en este punto.

Tabla 3. Valores de «F» en la relación entre las variables (1) tiempo pasado en prisión, (2) intensidad de la carrera delictiva previa, (3) conducta penitenciaria y (4) variables de personalidad, con (5) la reincidencia posterior de los sujetos (niveles de significación: ** = 0.05 /* = 0.10).

Variables

Tiempo en

Intensidad de la

Conducta

Variables de personalidad

 

prisión

carrera delictiva

penitenciaria

Locus of control

Auto-estima

Autori-tarismo

Conjunto de variables

Reincidencia

.160

287

4.424**

3.128**

1.072

2.949**

2.154**

Los resultados obtenidos aquí indican que tanto la magnitud del tiempo pasado en prisión como la intensidad de la carrera delictiva previa (= la valoración legal del sujeto como reincidente, formulada por el tribunal en la propia sentencia) no mostraron relación con la reincidencia posterior de los sujetos, ya que no se observaron diferencias significativas entre los grupos de evaluación configurados.

Apareció, en cambio, significativamente relacionada con la reincidencia posterior de los sujetos (3) la conducta penitenciaria. El valor Pearson positivo (r = 0.29) indica que aquellos sujetos que habían cometido faltas disciplinarias graves o muy graves durante su estancia en prisión mostraron una mayor reincidencia posterior, tras la liberación.

También se mostraron relacionados con la reincidencia posterior de los sujetos las variables de personalidad estudiadas, con excepción de la «autoestima», que reveló una relación no significativa, cuyo sentido (de relación directa o inversa) no pudo, además, ser determinado. Los sujetos con una localización del control «más interna» reincidieron menos que los que habían manifestado una localización «más externa» del mismo (valor Pearson, r = -.144). Mientras que los sujetos con puntuaciones más elevadas en «autoritarismo» mostraron menor reincidencia posterior que quienes puntuaron más bajo en autoritarismo (valor Pearson, r = -.160).

Discusión

Retomemos ahora los objetivos que nos propusimos en este estudio. El primero de ellos se dirigía a detectar si los efectos de la «prisionización» podían ser detectados en sujetos internos en una prisión española, de características más flexibles que los centros penitenciarios del mundo anglosajón, en los que tales efectos habían sido originariamente detectados. Los resultados obtenidos no muestran relación alguna entre variables de personalidad de los sujetos, integrantes del concepto prisionización, y la cuantía del tiempo durante el cual los sujetos permanecieron internados en prisión. Así pues, para la muestra española estudiada, no puede atribuirse al ingreso en una prisión (sin distinción de prisiones), con carácter general y determinante, la producción de los efectos estándares definidos como prisionización.

Frente a ello, tal vez sería necesario profundizar el estudio de la prisionización en una doble dirección: en primer lugar, analizando las características estáticas y dinámicas de las prisiones, en cuanto organizaciones sociales complejas, que pueden ser distintas unas de otras en multiplicidad de aspectos (físicos, organizativos, oferta de servicios y programas, flexibilidad/rigidez, etc.). Este análisis podría abocarnos, quizá a abandonar un concepto único y estereotipado de prisión, y dimensionar, en cambio, las diferencias que aparezcan entre distintos centros. En segundo término, se debería avanzar hacia una evaluación de los encarcelados menos globalizados y determinista, como la implícita en el concepto prisionización, y más vinculada a aspectos interactivos del sujeto con diferentes contextos y regímenes penitenciarios.

Estos caminos podrían hacernos avanzar desde el análisis estático de cómo los presos son afectados negativamente pro rígidos y deprivantes ambientes carcelarios, hacia la imaginativa transformación de estos ambientes para que sean menos perniciosos y, si es posible, favorezcan y estimulen activa y positivamente a los internos.

El segundo objetivo planteado se dirigía a conocer la relación que guardaría la reincidencia posterior de los sujetos con las restantes variables evaluadas. Según vimos, la reincidencia no mostró relación con la magnitud del tiempo pasado en prisión ni con la intensidad de la carrera delictiva, en la versión dicotómica (valoración jurídica del sujeto como reincidente/no reincidente) en la que ésta fue medida. Mientras que sí apareció relacionada con las variables de personalidad (excepto la «autoestima») y con la conducta penitenciaría.

En este apartado consideramos necesaria una reevaluación de los resultados obtenidos por las siguientes razones: en primer lugar, la relación encontrada entre la comisión de faltas penitenciarias y una mayor reincidencia posterior debe ser sometida a una mayor profundización. Ciertamente, este dato nos sugiere, en primer término, que el comportamiento manifestado por los sujetos en la prisión no puede ser considerado, sin más, un factor marginal en su pronóstico posterior, tal y como a veces se ha pretendido desde posturas de «idealismo penal/penitenciario». Antes bien, la interacción del individuo con el contexto prisión está afectando, como hemos puesto de relieve en diversos trabajos precedentes, gran parte de su comportamiento (Redondo, 1989), Sin embargo, en el polo opuesto, hemos de ser precavidos para no concluir que la mera consideración de las faltas disciplinarias pueda «per se» informarnos suficientemente, ni de lejos, para poder llevar a cabo un pronóstico fiable sobre la conducta futura de los encarcelados. Otros muchos niveles de interacción de los internos con otros internos, con el personal penitenciario, y con su contexto exterior, deberán ser aquí debidamente considerados para obtener esta información.

BIBLIOGRAFIA

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Sykes, G. (1958). The society of Captives, Princenton (N.Y.): Princenton University Press.

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