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Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.

PSYCHOLOGIST PAPERS
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Dissemination: January 2024
  • Frequency: January - May - September
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electronic: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1988. Vol. (36-37).




PSICOLOGIA Y DEPORTE: LA FORMALIZACION DE UN LARGO FLECHAZO

JUAN JOSÉ CEREZO

El deporte es una manifestación cultura¡ que ha acompañado al hombre desde sus primeras etapas alcanzando ya niveles importantes de desarrollo en civilizaciones tanto antiguas como la egipcia, la china o la griega.

El deporte moderno, tal como hoy lo entendemos, nace en el último tercio del siglo XIX en Europa y América bajo la influencia convergente de una serie de factores: progresiva reducción del tiempo de trabajo, renovación del sistema educativo para combatir la excesiva orientación verbalista y abstracta, influencia de algunas corrientes de pensamiento como el vitalismo y el naturalismo, que se opondrán al idealismo y racionalismo; apoyo de los poderes públicos hacia las manifestaciones deportivas con el fin de aumentar el bienestar ciudadano y el control social, etc.

De esta forma nacen deportes tan renombrados como el rugby (1823), el fútbol (1863), el baloncesto (1892), el balonvolea (1894), etc., configurándose en poco tiempo este importante fenómeno de masas.

No obstante, su protagonismo se ha acentuado en los últimos años y actualmente es una actividad que ha desbordado su papel meramente lúdico, agonístico y de ejercicio para tomar partido en otras áreas como la economía, la política y los medios de comunicación.

Todo ello ha producido un acercamiento de distintos ámbitos académicos y profesionales al mundo del deporte con el ánimo de hacer detalladas aportaciones a este destacado acontecimiento social.

La psicología, siempre preocupada por los distintos sucesos que acaecen en el ser humano, ha colaborado también en esta estimulante empresa, estudiando e investigando su específico ámbito de acción.

Historia

La psicología del deporte es una disciplina científica joven, pero no tanto como parece. Si se rastrean sus orígenes podríamos encontrar referencias que se remontan a finales del siglo pasado.

El desarrollo histórico de esta materia es más bien anacrónico y está influenciado por los distintos países que la han abordado inicialmente. Por ello vamos a utilizar criterios geográficos para su concreta ubicación.

Al igual que con otros importantes sucesos mundiales, la psicología del deporte tiene dos focos de máximo desarrollo y atención: Norteamérica y la Europa del este.

Norteamérica

Las primeras aportaciones a este área vienen de la mano de distintos investigadores preocupados por el fenómeno deportivo; así se publican trabajos sobre los tiempos de reacción en determinados deportes (Fitz 1895), efecto del público sobre las competiciones deportivas (Triplett, 1987), o se intentan crear las bases psicológicas para la cultura física (Kellor, 1898).

Sin embargo, son muchos los que consideran a C. Griffith el padre de la psicología del deporte en este continente. Griffith, psicólogo de la Universidad de Illinois, estudió e investigó esta disciplina durante un extenso período de tiempo, fundando el primer laboratorio de psicología del deporte en Norteamérica. Impartió los primeros cursos sobre este área y dirigió, asimismo, las primeras tesis doctorales relacionadas con el tema. Publicó dos libros: «Psychology of Coaching» (1926) y «Psychology of Athletics» (1928), no pudiendo completar un tercero («Psychology of Football»).

Hasta mediados de siglo todo el desarrollo de la disciplina estuvo inspirada en los trabajos de Griffith. En 1951, J. Lawter, psicólogo y entrenador del equipo de baloncesto de la Universidad da Pensilvania, da un nuevo impulso con su libro «Psychology of Coaching», en el cual introduce aspectos nuevos como la motivación, la cohesión del equipo y las relaciones interpersonales.

Durante los años sesenta, dos psicólogos de la Universidad de San José, B. Ogilvie y T. Tutko, acaparan la atención con la publicación de su libro «Problem Atletes and How to Handle Them» (1966). Su interés se centra en el estudio de la personalidad de los atletas, encontrándose con ciertas controversias por el enfoque. Trabajaron activamente con deportistas y equipos profesionales, durante esta década, por lo que son llamados los padres de la psicología del deporte en su versión aplicada.

En 1965 se celebró en Roma el Primer Congreso Mundial de Psicología del Deporte, fundándose la «International Society of Sport Psychology» (ISSP) bajo la presidencia de F. Antonelli. Esta organización facilitó un fórum internacional para el intercambio de conocimientos e investigaciones, creando la «International Journal of Sport Psychology», primera de las distintas revistas especializadas que tenemos actualmente en este área.

Con el segundo encuentro internacional de la ISSP en Washington se formalizó la «North American Society for Psychology of Sport and Physical Activity» (NASPSPA), presidida por A. Slatter-Hammel, estando entre sus funciones el impulsar el desarrollo de distintas áreas de esta materia.

En 1969, Robert Wilberg fundó la «Canadian Society of Psychomotor Learning and Sport Psychology» (CSPLSP) bajo los auspicios de la Asociación Canadiense para la Salud, la Educación Física y el Recreo; posteriormente en el año 1977, debido al desarrollo obtenido, se hizo independiente.

Los años setenta marcan el período en el cual la psicología del deporte empieza a ser reconocida de una forma más amplia debido a una abundante proliferación de investigaciones y al incremento de psicólogos especializados. Los tempranos intereses en la investigación sobre la personalidad de los atletas declinan en este período, y aunque algunos psicólogos continúan dando importancia a los mecanismos internos, aumenta el interés por los factores ambientales. El paradigma interaccionista, que considera a la persona, el ambiente y su interacción comienza a tener mayor credibilidad como medio de aproximación para comprender la conducta del atleta.

Con la venida de los ochenta la psicología del deporte centra su atención en los pensamientos y las imágenes; resultado de ello es el gran desarrollo de métodos cognitivos y de visualización que forman buena parte de la mayoría de los programas actuales de entrenamiento mental para deportistas.

Recientemente, y fruto de este interés por el desarrollo de una psicología del deporte más aplicada, surge una nueva formación, «Asociation for the Advancement of Applied Sport Psychology» (AAASP), dirigida por John Silva, con el propósito de extender los servicios de las organizaciones existentes a aspectos como la promoción de investigaciones aplicadas, difusión de intervenciones realizadas y abordamiento de distintos problemas profesionales como las normas éticas, cualificaciones, certificación académica del psicólogo del deporte, etc.

Europa del este

Los primeros intereses de estos países en la disciplina se remontan a 1901, fecha en que P. F. Lesgaft ya señaló la necesidad de elaborar científicamente las bases psicológicas de los ejercicios físicos, siendo considerados éstos como una de las partes más importantes de la educación de los niños y los jóvenes.

A excepción de esto, habrá que esperar hasta después de la revolución para encontrar intereses específicos en el área.

Con la creación de los Institutos de Cultura Física -Moscú, Leningrado, etc. se obtiene un poderoso impulso en la materia, desarrollándose los métodos de preparación completa del deportista y realizándose gran cantidad de investigaciones eminentemente prácticas. Así se estudia la influencia que ejercen en el deportista los ejercicios físicos (Rudik, 1930; Puni, 1940); la caracterización psicológica de los diversos deportes (Zhekulin, 1935); la importancia educativa de la actividad física (Chernikova, 1949); los procesos de aprendizaje y entrenamiento deportivo (Bodganova, 1955; Gagaeva, 1955); los procesos emocionales del deportista durante la competición (Lalaian, 1956; Dvali, 1956), etc.

A pesar de esto existe un gran desconocimiento del desarrollo de la disciplina en estos países para los psicólogos occidentales. Su actividad no deja de estar envuelta en un cierto halo de misterio. Así, cuando Garfield, psicólogo americano, tuvo la oportunidad de visitar el sector soviético en 1979 informó que la investigación se desarrolla de forma exhaustiva en este área, e incluso a mediados de siglo se utilizó como parte del programa espacial soviético.

Los científicos rusos estudiaron la posibilidad de utilizar antiguas técnicas como el yoga para enseñar a los cosmonautas a controlar sus procesos psicofisiológicos en el espacio. Estas técnicas de autorregulación posibilitan el control voluntario de funciones corporales, como la tasa cardíaca, temperatura y tensión muscular, así como reacciones emocionales a situaciones estresantes de la gravedad cero.

Estas técnicas han sido aplicadas dentro de los programas de entrenamiento mental, posteriormente por los psicólogos del deporte, con los atletas, reconociendo su importancia en la consecución de resultados. Esto unido a la propaganda política que supone la consecución de éxitos deportivos en estos países, determina que sean varios los psicólogos del deporte que ostentan el título de «académicos», rango similar al de héroe nacional.

La mayoría de los centros deportivos de la Europa del este cuentan con un equipo de psicólogos del deporte, y detrás de cada deportista de elite existe un asesoramiento e intervención constante. Esto hace que estas naciones sean una potencia indiscutible en el campo de la psicología del deporte aplicada.

Presupuestos empleados en psicología del deporte

Existen distintas definiciones y modelos empleados a lo largo de la historia reciente de esta disciplina.

En una primera etapa abundan los estudios sobre las características personales de los deportistas. Se investiga la personalidad, las aptitudes, la motivación, etc. La explicación del comportamiento se basa en concepciones mentalistas y psicométricas. Hay una escasa influencia de orientaciones conductuales y cognitivas y existe una traslación de áreas de investigación tradicional de la psicología -percepción, sensación, memoria, etc.- al mundo del deporte. En pocas ocasiones se investiga sobre la problemática surgida del mismo fenómeno deportivo. Al sujeto se le diagnostica para predecir su comportamiento. Se aplican técnicas clínicas para solventar problemas personales. Autores como Ogilvie y Tutko (1966), y Vanek y Cratty (1970), podrían ser representativos de esta época.

Con posterioridad entran en escena, autores que hacen psicología del deporte desde distintos puntos de vista. Aparecen concepciones dualistas -mente/cuerpo-, como es el caso de Da Silva (1970) y Millman (1979). O bien concepciones tan eclécticas que mezclan la psicología del deporte con el propio fenómeno deportivo; tal es el caso de Antonelli y Salvini (1978): «La psicología del deporte es una amplia corriente de pensamiento en la que confluyen diversas doctrinas (psicología, medicina, psiquiatría, sociología, pedagogía, filosofía, higiene, educación física, rehabilitación, etc.), y, por consiguiente, se trata de un asunto de competencia multidisciplinar abierto a la contribución que cada uno pueda aportar desde la base de su propia preparación específica. »

Otras acepciones hacen que se confunda la psicología del deporte con la psicología del deportista, como la definición de Thomas A. (1978). «La psicología del deporte investiga como disciplina científica las causas y los efectos de los procesos psíquicos que tienen lugar en el ser humano antes, durante y después de una actividad deportiva. »

Simultáneamente aparecen autores como Singer (1980), que introduce el estudio de las situaciones deportivas, o el caso de Siedentop (1980), que centra su objeto en el análisis del ambiente y no en el atleta mismo.

En una segunda etapa saltan a escenas diversos psicólogos que demandan un profundo cambio en la psicología del deporte.

Martens (1979) comenta la necesidad de un nuevo paradigma en psicología del deporte que incluya aspectos de índole social y cognitiva, dando preferencia, a teorías inductivas que procedan del mismo deporte y no ensayando hipótesis deducidas de teorías generales ajenas al mismo; recomienda, a su vez, el empleo de la cancha de deporte como lugar más idóneo para la investigación, consiguiendo un mayor acercamiento al atleta y su mundo, apartándose de las lejanas paredes del laboratorio.

Danish y Hale (1981) apuntan hacia un modelo basado en el desarrollo humano, fomentando el diálogo con otros profesionales del mundo del deporte y cambiando la función clínica del psicólogo por la de asesor y enseñante, dirigiéndose a una postura que tienda más a la prevención que a la intervención.

Riera (1985) defiende un enfoque interconductual en el abordamiento de la psicología del deporte. Estudiando las interaciones del sujeto con otros sujetos, objetos y eventos.

Desde nuestro punto de vista, y sin ánimo de hacer más extensa esta polémica, entendemos que la psicología del deporte, para que no se convierta en una mera tecnología aislada, debe de partir de los enfoques actuales de la psicología como ciencia madre, y un profundo conocimiento del deporte y la actividad física en toda su extensión. Como otra área de conocimiento, seguiremos los pasos básicos de cualquier disciplina científica: observando, describiendo, explicado, prediciendo e interviniendo en la conducta deportiva, incluyendo a todos los miembros que integran el mundo deportivo: deportistas, entrenadores, árbitros, directivos, etc.

Nuestro interés de estudio está dirigido tanto desde lo que la psicología puede ofrecer a la actividad física y al deporte -aprendizaje, motivación, etc.-, como lo que el deporte y la actividad física puede ofrecer a la propia psicología -profilaxis, terapéutica, etc.- (lo estudiaremos más detenidamente en el próximo punto).

Finalmente, y respecto al papel que debe desempeñar el psicólogo del deporte, entendemos que unos intereses concretos de nuestra disciplina en un tiempo y lugar determinado por algunos sujetos del deporte no deben ser suficientes para definir nuestro ejercicio profesional. Ahora bien, el encorsertar nuestra acción a posturas demasiado idealistas lo único que puede acarrear es la pérdida de intereses de nuestros conocimientos en el resto de la comunidad deportiva, ya que no darán respuesta a problemas concretos que se están demandando. Desde este punto de vista nos parece importante recoger las necesidades que los distintos sujetos del mundo del deporte precisan y esperan de nosotros (Cerezo, Cernuda, San Pedro y Vázquez, 1986).

Areas de interés

Como hemos visto anteriormente, la psicología del deporte ha ramificado mucho el interés de su ámbito. A pesar de esto, podemos distinguir dos grandes áreas de trabajos como denominador común:

1. Investigaciones que estudian cómo distintos temas de índole psicológica influyen en el deporte y el ejercicio físico.

2. Investigaciones que estudian cómo distintos temas del deporte y el ejercicio físico influyen en la psicología.

1. Desde este punto se han abordado aquellos constructos psicológicos que tienen influencia en la actividad física y el deporte, desde la óptica individual al enfoque social. Así, diversos autores se han preocupado por la: a) personalidad, b) ansiedad, c) percepción, d) aprendizaje, e) motivación, f) liderazgo, g) violencia, h) cohesión grupal, i) audiencia, etc.

Desde un punto de vista más aplicado, la mayoría de los trabajos en este área han intentado influir sobre la conducta de los atletas, no existiendo todavía demasiadas investigaciones con otros miembros del mundo del deporte (árbitros, entrenadores, etc.). La finalidad de estos estudios es el aumento de rendimiento del deportista mediante programas de entrenamiento psicológico (mental training), que incluye la utilización de determinadas técnicas de intervención psicológica, como: a) establecimiento de objetivos, b) control de la ansiedad, c) aumento de la atención y la concentración, d) empleo de la visualización y la práctica imaginada, e) cambio de pensamientos desadaptados o irracionales, f) empleo adecuado de la comunicación, etc.

También son objeto de estudio distintas situaciones especiales que han surgido desde el mismo fenómeno deportivo, como son la rehabilitación de lesiones, el quemarse o desgastarse prematuramente y la retirada o abandono de la práctica deportiva.

2. Desde este área se ha investigado el efecto que tiene el deporte en las personas que lo practican, relacionándose algunos de estos trabajos con otros estudios de la psicología de la salud o la medicina conductual. De esta forma se ha estudiado la aplicación del deporte en el desarrollo infantil, en programas de ocio y tiempo libre o su contribución para la prevención y tratamiento de enfermedades.

Entre los beneficios psicológicos que se han explorado podemos destacar: a) incremento en el conocimiento de la imagen corporal, b) regulación del arousal, c) uso como «desenganche» en los problemas y rutinas diarias, d) aumento de la autoidentidad por el sentimiento de pertenencia a un grupo, e) crecimiento de la autoestima mediante la consecución de metas y sensación de maestría.

Algunos de los efectos fisiológicos más descritos son la elevación en el plasma de los niveles de neurotransmisores, el fortalecimiento del sistema cardiorrespiratorio, la relajación muscular después de la actividad física, la promoción de ondas delta durante el sueño, etc.

Respecto a las aplicaciones clínicas, podemos destacar la utilización con adultos en problemas de rehabilitación cardíaca, depresión, alcoholismo, cefaleas, asma y más recientemente en problemas de adicciones, cáncer y SIDA. El empleo con niños puede ser interesante, cuanto menos, en trastornos de obesidad, anorexia, hiperactividad, diabetes y retraso mental.

Psicología del deporte en España: Algunas consideraciones futuras

Nuestro país, habiendo contado con figuras importantes en el desarrollo de esta disciplina como J. M. Cagigal y siendo sede del Tercer Congreso Mundial (Madrid, 1973), todavía no ha alcanzado el grado de desarrollo esperado. En el plano académico estos conocimientos no están incluidos en la mayoría de los departamentos y facultades de nuestro país, siendo sólo enseñados algunos principios de esta materia en los cursos de formación de licenciados en Educación Física o en determinados programas para entrenadores y monitores deportivos. Desde el punto de vista profesional, el psicólogo apenas se ha integrado en el mundo del deporte de una forma clara como en otros países, si bien es cierto que cada vez son más las entidades deportivas que están interesadas en profesionales de esta área.

Con esta situación y con vistas a un desarrollo más fructífero de nuestra disciplina nos parece interesante aclarar distintas cuestiones profesionales todavía hoy no solucionadas, como: ¿quién puede ser psicólogo del deporte?, ¿qué conocimientos debería adquirir para ser un buen profesional?, ¿cómo puede llegar a conseguir estos conocimientos?, etc. Seguidamente y con el ánimo de fomentar su expansión nos parece esencial incorporarla en los planes de estudio de las distintas facultades de psicología para garantizar una preparación adecuada, así como facilitar su difusión en el mundo del deporte de diferentes maneras, para que éste conozca en qué medida puede ayudarle un profesional de esta área.

El camino ha comenzado; el que seamos capaces de llevar esta disciplina adelante depende de nosotros y nuestro esfuerzo; intentemos como el lema olímpico que ella consigna el nivel de desarrollo «citius, altius et fortius».

Comisión de Psicología del deporte del COP

La Comisión de Psicología del Deporte ha pretendido desde su formación el agrupar a los colegiados interesados en esta área con el fin de cubrir distintos objetivos:

1. Estudiar los distintos problemas y necesidades profesionales en relación a esta área.

2. Informar y formar al psicólogo que está introducido en este campo o tiene intención de incorporarse próximamente.

3. Difundir estos conocimientos a otras áreas de la psicología, así como a distintas instituciones deportivas.

Desde el primer objetivo se han iniciado diversas reuniones con el fin de valorar los problemas más frecuentes que puede encontrar un psicólogo cuando se relaciona con una entidad deportiva (rol profesional, campo de actuación, etc.). Se han llevado a cabo también distintas investigaciones que recogen empíricamente las necesidades actuales de los deportistas en relación al psicólogo deportivo (próximamente con otros sujetos del deporte).

Con la realización de la END (Encuesta de Necesidades Deportivas) pretendemos conseguir un doble propósito: por un lado, establecer unos intereses prioritarios que el mundo del deporte está necesitando de nosotros, y por otro, dar a conocer por medio de las distintas federaciones y clubes nuestra labor en este terreno.

Respecto al segundo punto, se vienen regularmente ofreciendo un ciclo de mesas redondas sobre distintos deportes y fenómenos deportivos (olimpismo, gimnasia, tenis, etc.), que posibilitan un conocimiento más específico de estas áreas, con el ánimo de orientar la actuación del psicólogo con ellas relacionado. También se han tratado temas de interés más general, abordados por distintos especialistas nacionales y extranjeros (Primer Seminario de Formación en Psicología del Deporte). Así como el conocimiento de técnicas concretas aplicadas en el terreno deportivo (cursos de las escuelas de verano).

Finalmente, y en el aspecto de difusión de la disciplina, se ha participado en distintas jornadas y congresos (Segundo Congreso Nacional de Psicología de la Actividad Física y el Deporte, Primeras jornadas sobre Problemas del Deporte Femenino, Cuarto Congreso de la Asociación Española de Terapia del Comportamiento, etc.) con el ánimo de extender este conocimiento a otras áreas de la psicología, así como a distintas instituciones de carácter deportivo.

Algo se ha hecho y mucho nos queda todavía por hacer; lo que sí esperamos es seguir manteniendo el espíritu de entusiasmo e ilusión por la disciplina, por lo menos de la misma forma que ha permanecido hasta ahora en nosotros.

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