Papeles del Psicólogo, 1982. Vol. (7).

Rosa María Rebollo, Silvia Martínez, María Teresa Martín y María José González

1 El hecho de optar por una total especificación en los estudios de Psicología dota a los futuros psicólogos de un mayor conocimiento de su propio campo; pero por otra parte acarrea un cierto desconocimiento de su propio campo; pero por otra parte acarrea un cierto desconocimiento de otras disciplinas enormemente relacionadas con la Psicología (Sociología, Pedagogía, Filosofía...).

En esta especificación han surgido, a nuestro modo de ver, numerosos problemas; uno de ellos es el de haber parcelado excesivamente toda la Psicología, prescindiendo incluso del nexo de unión entre unas materias y otras.

2 Desde nuestra perspectiva de estudiantes, pensamos que no hay una preparación suficiente, porque creemos que las prácticas son muy necesarias y hemos carecido totalmente de ellas; así, salimos de la facultad temerosos de encontrarnos cara a cara con un caso real y no saber como enfrentarnos consecuentemente con él.

La relación entre teoría y práctica debe por tanto ser total y absolutamente necesaria.

3 La práctica, hoy casi inexistente en la facultad de Psicología, debería ocupar un primerísimo lugar.

Los alumnos deberíamos tener oportunidad de practicar especialmente en laboratorios y por otra parte deberíamos entrar en contacto con casos reales, pudiendo asistir a sesiones clínicas, prácticas escolares, etc., en definitiva, intentar que toda la teoría sea susceptible de tener una práctica de llevarse a cabo.

4 Podemos hablar de aquello que conocemos, de nuestra sección.

Es cierto que existen numerosas deficiencias, una biblioteca insuficiente, un profesorado en muchos casos incompetente... unos laboratorios inexistentes.

5 La aparición de materias nuevas ha traído como consecuencias la rápida implantación en las facultades de profesores para impartir dichas asignaturas; profesores que en su mayor parte no han recibido tampoco una formación que los "capacite" para preparar a su vez a unos alumnos, creándose una cadena de insuficiencias, que acaban repercutiendo en el alumno y por consiguiente en el futuro psicólogo.

Desde nuestro punto de vista creemos que el profesor, antes de impartir una materia nueva, debería recibir una formación acorde con su cargo a desempeñar.

6 La formación universitaria debería incluir por supuesto una formación especializada, pero de tal forma que esta especialización, no nos convierta en estudiantes universitarios a perpetuidad, es decir, una vez que se terminan los cinco cursos obligatorios de la carrera, tener una especialización por áreas (clínica, industrial, escolar, social) en la que durante unos años se pueda compaginar la práctica profesional remunerada con la ampliación teórica de los conocimientos.