Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.
Papeles del Psicólogo, 1985. Vol. (22-23).
PILAR DE LA CRUZ, LUCILA CHAVES, MARIA ISABEL GALLO, ISABEL RODRÍGUEZ, JOSÉ ANGEL SALGADO Y PILAR SÁNCHEZ GONZÁLEZ
Los autores forman parte o del servicio Psicopedagógico Municipal de Majadahonda o del centro Psicopedagógico Municipal de Alcobendas
Este artículo pretende ser una reflexión acerca de la integración desde el punto
de vista de dos servicios psicopedagógicos que actúan en un marco comunitario. Como equipos municipales de apoyo a la Escuela, tenemos un contacto directo con la realidad educativa de los municipios donde estamos trabajando; ésta práctica diaria nos ha permitido conocer la situación real en materia educativa de unos núcleos determinados de población. El tema que nos ocupa vamos a abordarlo desde la óptica que nos proporciona nuestra experiencia concreta.
La integración surge como consecuencia de una Escuela con planteamientos y prácticas desintegradoras, que son, a su vez, reproducción de los valores y normas que rigen en la sociedad. En armonía con estos criterios socialmente aceptados, el papel asignado al psicólogo suele ser el de la "clasificación" de los sujetos, permitiendo así que la práctica social desintegradora quede justificada y legalizada. o, en todo caso, se espera que el psicólogo sea el encargado de poner el parche que arregle momentáneamente el desperfecto (para que el sentimiento de culpa que pudiera haberse generado a nivel social quede así compensado).
Es obvio que si esta situación no cambia resultará imposible que el objetivo de una educación integradora pueda hacerse realidad.
Pero antes de entrar de lleno a discutir sobre estas modificaciones, vamos a explicar que entendemos por integración. Desde nuestro punto de vista no se puede definir el término integración sin acudir a dos conceptos básicos:
- Normalización
- Desarrollo comunitario
Podemos hablar de integración sólo cuando ésta sea el resultado de la aplicación del principio de normalización en el ámbito educativo tal y como establece la Ley de Ordenación de la Educación Especial). Entenderemos el principio de normalización en el mismo sentido que Bengt Nirje, que habla de "normalización de las condiciones de vida", de tal modo que un individuo, independientemente de sus limitaciones, pueda desarrollar su vida con la mayor plenitud posible, recibiendo, en caso necesario, apoyos específicos, pero integrándose siempre que sea posible en los sistemas que la sociedad ofrece al resto de los sujetos para su desarrollo y enriquecimiento.
Creemos que este concepto de normalización debe ser comprendido y aceptado no sólo por los encargados de realizar directamente la integración del alumno, sino por la comunidad educativa en general. De aquí se desprende la necesidad de encarar la integración escolar desde un enfoque comunitario, que implica el trabajo con toda la población, quedando reducido al marco escolar, ni a la solución de un problema específico; por tanto no podemos centrarnos en la tarea de "integrara los niños en la escuela", Sino que tenemos que favorecer el desarrollo de las condiciones que permitan que un sujeto, pese a ser "diferente" Y presentar una disminución en sus capacidades, pueda participar activamente en su medio social.
I. CRITERIOS BASICOS
A continuación vamos a enumerar brevemente algunos de los criterios que a nuestro juicio deben tenerse en cuenta para llevar a la práctica los principios de la educación integradora:
- Para llevar a cabo cualquier programa en una comunidad, serían necesarias dos condiciones fundamentales: por un lado, detectar (mediante el correspondiente diagnóstico poblacional) una necesidad en la población, que justifique la implantación de ese programa; por otro lado, tener claro un modelo teórico que nos permita llevarlo a la práctica con garantías de éxito. Partiendo de estas bases, el paso siguiente sería planificar adecuadamente nuestras estrategias de intervención, intentando que nuestra respuesta se acomode a la demanda poblacional.
Entendemos que la puesta en marcha de un proyecto de integración entraña una gran complejidad, por tanto hay que encararlo de una forma progresiva, que permita la realización de los cambios necesarios en la estructura educativa y en el ambiente social.
Por tanto, parece necesario fijar con claridad los objetivos que en éste terreno se pretende cubrir a corto, medio y largo plazo. Para fijar estos objetivos educativos será necesario partir de un análisis de la situación de la escuela para saber qué es lo que la escuela actual puede asumir y que es lo que no.
- Esto no sería posible si nos apartamos de la idea de proceso: la integración no termina con la incorporación del niño a la escuela ordinaria, sino que sería un proceso en espiral dialéctica, en el que cada momento es fruto de la evaluación y la incorporación de nuevos avances.
- De este punto se desprende la importancia que para nosotros tiene la evaluación, entendiéndola desde una óptica multidimensional:
- desde el propio niño
- desde la comunidad
- desde la Institución
Y haciendo seguimientos longitudinales y transversales, así como estudios secuenciales comparativos. Otro aspecto importante, que no hay que olvidar para que el proceso siga su curso, sería la evaluación de la repercusión social que están teniendo los programas de integración.
- Para que la integración sea posible se debe lograr un clima social adecuado, de modo que el proyecto innovador no quede reducido al ámbito de la institución y destinado, aunque sea de forma parcial, al fracaso.
Pensamos que a nivel poblacional debe existir una conciencia de la necesidad de ésta incorporación de los deficientes a las actividades de la vida cotidiana, como ciudadanos con pleno derecho, lejos de la marginación a que han estado sometidos. Esto supone un progresivo cambio de actitudes de la comunidad frente a éste tema. La idea básica a fomentar a nivel social sería el respeto a las diferencias individuales, intentando romper el falso concepto de "normalidad" que está presente en nuestra sociedad. Así pues, es necesario sustituir la homogeneidad impuesta por la valoración de lo peculiar y lo diferente y, ante juicios y valoraciones dogmáticas, desarrollar actitudes tolerantes.
Sólo así podrá lograrse el objetivo de una verdadera integración social.
- Para que una escuela integradora pueda cumplir su cometido: el desarrollo de las potencialidades de cada individuo y la compensación de las limitaciones de cada uno de ellos, en un marco de respeto a las diferencias, se hace necesaria la incorporación de técnicas metodológicas adecuadas. Se deberá tender a una enseñanza lo más individualizada posible; habrá que cambiar las técnicas de evaluación, teniendo en cuenta las posibilidades del alumno y no sólo su nivel en relación a la clase: el profesor deberá poner en marcha técnicas pedagógicas que, al mismo tiempo que favorezcan el desarrollo general de la clase, le permitan adecuarse a las necesidades del alumno integrado.
En éste sentido, la puesta en marcha de los programas de integración podría suponer una verdadera renovación pedagógica.
- Sólo nos queda mencionar la necesidad obvia de que la Administración dote a los centros de E.G.B. de los suficientes recursos materiales y personales para que sea posible desarrollar con éxito estos programas.
II. OBSTACULOS
Cuando se piensa en los obstáculos que pueden impedir el que un proyecto de educación integradora se haga realidad, surgen varios temas: las trabas burocráticas, la falta de planificación, la carencia de recursos, la descoordinación,... Un proyecto de estas características requiere una planificación muy rigurosa y sistemática, que garantice la continuidad de la experiencia, y asegure que se va a disponer de los recursos y dotaciones necesarias para su adecuado desenvolvimiento. En relación con todo esto queremos destacar que la descoordinación es el aspecto que más nos preocupa en las actuales circunstancias, ya que puede conducir a una situación de confusión, así como al desaprovechamiento de recursos, en un momento en que el efecto deseable sería precisamente el opuesto. Creemos que deben quedar perfectamente reguladas las funciones de todos los equipos y servicios comunitarios que pueden verse implicados en el proceso, independientemente de la dependencia administrativa de éstos y teniendo en cuenta el principio de sectorización, ya que, sin una acción combinada y perfectamente programada va a ser difícil intervenir deforma eficaz en las distintas fases del proyecto.
III. POSIBILIDADES DE INTERVENCION DE UN S.P.M. EN ESTE PROCESO
Por último vamos a exponer brevemente cual es nuestro punto de vista sobre las posibilidades de intervención que un Servicio Psicopedagógico Municipal puede desarrollar en éste terreno.
Pensamos que un S.P.M. que actúa en una determinada comunidad puede contemplar su participación en un proyecto de integración desde una doble vertiente:
- Por un lado puede incidir en la institución que ha asumido un proyecto concreto. Desde nuestro punto de vista, esta colaboración debe consistir en contribuir a que esa institución genere mecanismos de cooperación, aceptación, solidaridad,... que neutralicen los dispositivos de segregación y marginación que pudieran estar presentes de antiguo, o surgir frente a las ansiedades provocadas por las nuevas exigencias.
La experiencia nos demuestra que dentro de las instituciones se da un interjuego complejo de movimientos y articulaciones, pudiéndose producir fracturas (sobre las que se organiza la patología institucional). Es entonces cuando se hace necesario actuar sobre esta dinámica institucional, para resolver el conflicto, y es precisamente en los momentos de crisis cuando la intervención resultará útil, produciéndose cambios.
Favorecer la cohesión, la participación y la revisión de actitudes, promoviendo para ello un proceso de reflexión dentro de la propia institución, servirá para desarrollar las condiciones óptimas que permitan llevar a cabo el proyecto integrados. Por todo ello, nos parece necesario dar éste apoyo a la institución, lo cual va a permitir una mayor objetividad a la hora de revisar y replantear el papel que la institución está desempeñando en la nueva tarea.
Nos parece básico ocuparnos de este aspecto de la estructura institucional, sin olvidar por ello otras tareas: diagnóstico, orientaciones, seguimiento de los alumnos,...
- Por otro lado, se puede incidir en la comunidad, que va a verse afectada directamente por la nueva situación. La actuación deberá ir dirigida al resto de las instituciones: consejo escolar, centros de salud, asociaciones culturales, de padres,... para contribuir así a que el programa sea conocido, comprendido y asumido, a nivel comunitario. Al mismo tiempo, se tenderá a una correcta utilización de los recursos existentes en la zona, potenciándolos en caso necesario, ya que así se verá beneficiado el proyecto. No olvidemos que la institución escolar necesitará este apoyo de la comunidad, de cara a la integración social.
Pensamos que interviniendo en éstos dos niveles el efecto podrá ser doble: la institución escolar actuará de elemento dinamizador en esa población, y a su vez el resto de la comunidad incidiría sobre la institución, favoreciendo la renovación necesaria. Sólo así podrá lograrse el efecto multiplicador necesario para generalizar los principios integradores.
BIBLIOGRAFÍA
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